Mucha sangre por las escalinatas del palacio. Fluye del cuello seccionado de la cabeza de la Reina, un tajo la ha hecho caer peldaño a peldaño, el cuerpo como un trapo
hacia atrás, con cara de
sorpresa, ojos y boca abierta.
Buscaron sin éxito los ejecutores la Enciclopedia erótica más importante jamás escrita: el “Bildeer Lexikon”, publicado en cuatro tomos por el Instituto para
la investigación sexual de Viena.
La librería parece
desordenada, los asaltantes prosiguen después de depositar el hacha sobre un
buró.
Han encontrado otros cuatro
tomos, una joya escrita en caracteres góticos: “Die Weiberherrschaft”, exhaustivo tratado de dominación femenina, qué maravilla de hojas. Ellos, asesinos despiadados,
postrados ante aquellos miles de libros, marcando con las suelas embarradas de
sus zapatos la alfombra regia. Aparecen por sorpresa algunos volúmenes de la
enorme biblioteca del Instituto de
investigaciones en Berlín, saqueada y quemada por los nazis… ¿cómo
han llegado hasta aquí?, ¿quien los salvó?, ¿la reina decapitada?, imposible....
“Paradis
Charnals” está abierto sobre el atril; narra, ante el asombro de los asesinos,
las nueve partes del cuerpo de la mujer mediante las cuales puede practicarse
cópula fuera de la vagina. En una ilustración se contempla como se envuelve el pene con un bucle, de una forma no
demasiado cómoda,
Dentro de los cajones desmontados del buffet barroco inglés esconde látigos cruzados ensangrentados, medias, polvos de arroz para embellecer y
emblanquecer la piel, costuras ásperas de auto castigo….. la Reina sabía de
todo…..
“Memorias
de una cantante alemana”, “Fornicon”, “Il fieticcismo di piedi in Giappone”,
“Phaliscim in Japan”, “Angelicus et pudica” de Cristhian le Telemite, “La Luciade ou l’ane”, “Les baisers”,
“Pybrac”, con dibujos de Dunoyer de Segonzac,, “Geisha bondage”………
Mucha sangre, demasiada, en el asalto.
Mucha sangre, demasiada, en el asalto.
Ensacan todos los libros con desorden y huyen escalinata abajo. El último patea la cabeza regia como si una pelota de trapo fuese. Antes de abandonar palacio miran atrás: un cuadro enorme, impresionante, muestra a la Reina con
ligueros escarlatas apoyada en su cama.
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