Buscar este blog

lunes, 29 de enero de 2018

ABDUCCIONES


Lunes bronco y hosco a pesar de la luz mata vampiros que asoma tras los tejados del cuartel. Ya está, Enero se va al carajo, nada más que decir, Cronos devorándonos a base de pliegues temporales:

un vecino, aquél que despareció una tarde de verano hace seis años, ha vuelto a aparecer en la misma calle, con la misma camiseta raída y en iguales circunstancias. Siempre pensé que se había  marchado rompiendo su presente, para mí era un héroe. Pues no, el tipo fue abducido por un bucle espacio- tiempo casual, cosas de lo cuántico, y una vez contraído y expandido, acabó devuelto a la realidad constante. Lo que para nosotros suponen años, en realidad no han sido más que segundos. 
 Respiro mirando de soslayo (soslayo es una palabra que me atrae mucho). Podría ocurrir que lo cuántico (convertido en un ente autónomo y discordante) me atrape entre sus redes, café incluido. Joder, si ha de ocurrir deberíamos estar avisados, aunque sean segundos, no me gustaría ir a ningún sitio (menos a la descomposición física) sin "El libro de los seres imaginarios" de Borges. Compañeros infatigables de camino, Haokah, Hochigan, el Ictiocentauro, el hijo de Leviatán, los Lamed WufniksKhumbaba o la Mantícora, formando parte ya de mi constancia tangible.
En realidad a mí estos asuntos desbaratados científicos se me escapan un poco. Incluso me hacen reír. Por cuestiones puramente literarias suelo meterme en charcos mayores, transmutaciones, equilibrios sintéticos, amores en la cuerda funambulesca, metamorfosis del corazón (convertido siempre en gusano), venganzas incontroladas, dudas, dudas... tantas dudas......
Reconozco que en estos últimos tiempos creo en la piel firme y brillante de mi deseo particular: una suerte enorme estar envuelto en su celofán de sentidos, a pesar del ruido y los estremecimientos. Deseo salvaje y voraz.
Es lunes. Bronco y hosco, ya lo he dicho.
La subfísica aplicada disuelve neblina en mis ojos. Detrás de las ventanas dos moscas esperan turno.


FUMANDO ESPERO

El cigarrillo quema el dedo apurándose contra la piel. Gramática conversa de días cargados en nicotina. Provoca, (se veía venir) un cráter en la carne y avanza hasta el hueso abrasando todo lo que encuentra a su paso.
El cigarrillo parece un gusano de fuego infernal que apesta a diablos. Es profunda la herida, rotunda y negra. Y desciende hasta el mismísimo tuétano.
Inhalo carbón, alquitrán, edulcorantes. Inhalo cáncer de tropelías a sabiendas. No habrá muerte con conocimiento de causa más feroz que la mía. ¿Feroz?, ¿digo feroz?.  La boca se empalaga de metales, lava irascible, aliño de sabores artificiosos.
Poco a poco pierdo el dedo, tanta llama roja supura humos contaminantes.

Después, sin más, cierro el libro y tomo notas. Spinoza, ¿fumaba Spinoza?