Buscar este blog

jueves, 18 de enero de 2018

SOBRE LA VIVIENDA

El último congreso extraordinario sobre Hábitats alternativos celebrado en Perpignan ha sido un rotundo éxito. Lo cuenta esta mañana el Washington Post en un reportaje de dos páginas. Cerca de doscientas personas han expuesto otra forma de entender la sociedad que les rodea y su ámbito.
Pérez, ecuatoriano de Latacunga, abrió el turno latino exponiendo las ventajas de vivir en un cuarto de baño. Al parecer habita en una comunidad prefabricada en el extrarradio donde al menos cincuenta cuartos de baños adosados sirven de vivienda a otros tantos individuos. El irlandés Aidán, en su turno, expuso las alegrías de las tiendas de campaña colgadas en los acantilados. De hecho, él duerme todas las noches a quinientos metros de altura, en un escalón natural de una pared lisa en Moher Cliffs, junto a nidos de alcatraces, cuyos huevos le sirven de proteínico alimento. 
El congreso ha reunido una sucesión encadenada de inhóspitos hospedajes. Hasta un representante esquimal exponiendo que su igloo, en vez de hielo, es de bloques importados directamente de una fábrica de Villareal, en Castellón. García, español de Badalona, contó que es sólo un chabolista, un habitante pobre, rodeado de basuras y ratas, quizás como Tumulkú,  centroafricano que duerme en colchones de mierda de vaca en los arrabales de Bangui. Sobre todas estas vidas se ha escrito un memorandum. Saldrá publicado en Octubre. No duden que ocupará mi mesa, me he quedado con las ganas de saber más de Estela, norteamericana que asegura vivir en un atolón secreto. Sólo la desalojan provisionalmente, narra, cuando hacen ensayos nucleares.


ESPERANDO A HANNIBAL LECTER

Si he de elegir entre Rodrigo Díaz de Vivar con su falsa espada Tizona, o Hannibal Lecter y su bozal de cuero, me quedo con el segundo. El Cid, leyenda de leyendas, se comportaba igual que Hannibal , pero sin tanta delicadeza. Además, no distinguía entre moros y cristianos, sino entre oro y oros. Los oros del Cid hicieron de él una leyenda. La de Lecter es más llevadera, mucho más mía. Capaz de comerse al contrabajo de la filarmónica o destripar al corrupto comisario de una megápolis. Rodrigo abría cabezas reinantes con su espada y sus dagas, cabezas y vientres llenos de intestinos. Un matarife elevado a categoría nacional, habitual dentro de los conceptos patrios fascistas. 
Pero hay algo que los hermana: ninguno de los dos han existido más que en las plumas y cabezas de sus creadores. A uno lo elevaron al trono que no disponía basándose en su prosopopeya, más de a pie y menos de cantar. Al otro, caníbal elegante, lo copiaron todos. Espadones con sesos al ajillo componen parte de la historia universal. Un mercenario fanático como Cid y un culto criminal apátrida especializado. Por eso, porque Lecter nunca trabajaba para nadie, me quedo esperándolo.


SENDEROS LITERARIOS

Créanme que las pistas literarias poco a poco han acabado llevándome hasta una senda de elefantes invisibles, dueños de universo cristalino, pisa terrenos abruptos, imaginarias bestias de perdición. La casualidad cotidiana, un gesto concreto, hace que acuda a los estantes y vuelva otra vez a las letras de Bierce. Ambrose hace mucho que me fascinó, su "Diccionario del diablo", fue y es, libro de cabecera obligatorio.      Pero esta vez desempolvo "El maestro de ajedrez de Moxon", historia que "bitter Bierce", (amargo Bierce), escribe en 1893 y publica a principios del siglo XX, 1909. Hoy, el gesto de un homicida en una foto de prensa, gesto pensativo, parecido al de profesores, escritores o ensayistas, al mío mismo, me transporta a las páginas del cuento donde Moxon lucha, es un decir, contra un autómata invencible.    Mecanismo sin alma, jugador de ajedrez compungido que, al saberse derrotado se rebela contra su creador y, sin alterar el gesto pensativo, lo estrangula con sus manos de hojalata. Algo parecido a lo que el programa informático Deep Blue intentó con Kasparov cuando perdió su primera partida. Sólo que Deep Blue no tenía insuflando el fuego de Prometeo, o quizás sí, por eso esperó pacientemente, para en una última y definitiva vez, humillarlo sin compasión. La muerte de Moxon, el ambiente de duermevela, la lluvia tintineando sobre los tejados.
 Bierce, gran maestro del cuento. Terror, intrigas, ironía. Heredero de Edgar Allan Poe, Nathaniel Hawthorne o Herman Melville, los supera con creces en atmósferas y situaciones. Maupaussant y Lovecraft bebieron de sus tintas hasta el punto que éste último acabò tomando elementos de la obra para incorporarlos a los "Mitos de Cthulhu".
   Comenté al principio que las pistas literarias  conducen a una senda de elefantes invisibles. Todos los mencionados más Calvino, Kafka, Bioy, Borges, Cortázar, Hoffmann, Turing, colindan en cruces malditos para acabar fundiéndose dentro de las nubes negras de los autómatas asesinos de maestros ajedrecistas. Por cierto, Bierce, se largó un buen día a México, uniéndose a las filas de Pancho Villa. Lo último que se supo de él es que andaba por Chihuahua. Desapareció, sin más. Lovecraft habla de esa desaparición en el cuento "El que acecha en el umbral". Antes de marchar dejó escrito: "Adiós. Si oyes que he sido colocado contra un muro de piedra mexicano y me han fusilado hasta convertirme en harapos, por favor, entiende que yo pienso que esa es una manera muy buena de salir de esta vida. Supera a la ancianidad, a la enfermedad, o a la caída por las escaleras de la bodega. Ser un gringo en México. ¡Ah, eso sí es eutanasia!"


FALTAS ORTOGRÁFICAS

Esta noche he soñado con faltas de ortografía. Sobre las cinco de la mañana, febrilmente conecto el ordenador y veo el texto en el que trabajé toda la tarde. Ahí está, he escrito revela con uve y no con be. ¿Porqué lo hice?, se perfectamente que rebela, del verbo rebelar, es con be. Y se que es la rebelión, las filas insurrectas, la mordaz barricada dónde, entre autos quemados y caballos con el vientre fuera, uno se aposta con su carabina treinta treinta dispuesto a defender la revolución. Con uve.
Faltas ortográficas, deslices de confianza, resistencia de la palabra a ser palabra, al menos esa palabra, ese significado. Luego, tomando café, me doy cuenta de la locura en la que ando absorto. No dormir, poner en marcha el subconsciente sabiendo que en un punto limitado del espacio, en un texto agrupado, has cometido una horripilante falta ortográfica, es el comienzo de la pura majadería. Pero, en realidad, ahora a mediodía, después de pasear  al sol,  tomar una cerveza y preparar una olla de lentejas, asisto embobado al espectáculo del reflejo. Es la misma pesadilla, pienso, tal vez todavía duermo, son las cinco y ayer, en lo escrito, no cometí ninguna falta ortográfica..... 

Posdata: efectivamente había una grave falta. Corregida queda. 

EXPEDIENTES EQUIS

Misiles y culebras acompañan a los seguidores ufo, toda una pléyade que espera confort con el choque intergalaxial. Arriba de Sierra Espuña, un verano de calina y salamandras nocturnas devora grillos, decían que un gran platillo volante, nave nodriza, solía campar. Aquello era mentira, pero algunos peregrinaban igual que peregrinan a Lourdes cojos, mancos, colíticos y sacamantecas. Como uno escribe de todo, puro terreno abrupto, otros entienden la majadería de este autor con sus alienígenas impenitentes, como simpatizante de la causa. Se les olvida que suelo hablar sobre ellos armándolos con coladores de café de los que usaba mi abuela,  molinillos trituradores y  caretos parecidos al del camarero del bar donde tintorreo cuando me place.
Misiles y culebras acompañan a los seguidores ufo, así se las gastan, ajenos por lo demás a la astronáutica, una de las bellas ciencias de nuestras disciplinas. Nadie tiene la culpa de las creencias, recuerden a Groucho: creoyo creo... que debería de tomar otra copa, pero el castañeo que últimamente veo en los papeles desclasificados, expedientes equis, llama al cachondeo total. Y nada, las bases submarinas de los ejércitos extraterrestres, amanecerán un día para liberarnos de nosotros mismos. Digo lo mismo que Gómez de la Serna: las hormigas son marcianos establecidos ya en la tierra. Se lo dice un mirmecólogo aficionado. 


EL SILLÓN DE CORTÀZAR

Fuí a casa de Jacinto a ver el sillón. ¿Quién te dijo?. Julio, la otra tarde hablábamos de tu sillón. Ese Cortázar es un pelotudo, siempre con chismes.
Así que allí estaba, brillando con su estrellita de plata del centro del respaldo. Quitando las bromas de los chicos, (acabaron olvidando la sala dónde solían engañar a las visitas pesadas... ¿que hicieron niños con el señor José...?, ¿lo sentaron?, mírenlo con la boca abierta y la lengua hacia dentro...), no simulaba el sillón para morirse un trono adecuado, ni siquiera un butacón. A su lado una repisa con tres libros gruesos de tapas duras y atrás una cortina estampada con lirios y margaritas de colores.  Entonces, Jacinto... tal vez me deje probarlo un día?, parece cómodo. Otro día, amigo, otro día, el sillón es para la gente que se pone vieja y vos no sos viejo. Bueno, otro día....
Postescritum: En un punto indeterminado de París, 1985.
Julio Cortázar compró el sillón a Jacinto en la navidad de 1983. Mandó tapizarlo de gris perla y cubrirlo con dos orejeras curvas. El 12 de febrero de 1984 decidió sentarse en él.



DEPORTISTAS, LIBROS, COTORRAS Y ESPERA

Entretengo la tarde esperando una cita en el hall de la consulta. Dos señoronas pintadas como los indios apaches  cotorrean enfrente mía con el culo hundido en mullidos butacones. Para abstraerme rebusco en una pila de revistas atrasadas que reposan encima de una gran mesa de cristal. Arquitectura. Me interesa. Hojeo y leo las negritas. Edificios artísticos de difícil equilibrio, puentes de Calatrava, artículos sobre Florencia y una cosa sobre enanos en el jardín. Enanos de blancanieves, gnomos azules  con seta, con barretina, con barba, sin ella, meones. Se me ocurre de pronto que en vez de moldearlos con la cosa en la mano meando, podrían aparecer con el pene erecto, abultado.
Aparto rápidamente ese pensamiento, las cotorras carraspean toses y comentarios sobre el programa televisivo de ayer. Deduzco que sólo hay un programa o una clase de programas que las imitadoras de loros pueden ver. Pasando hojas aterrizo definitivamente en un reportaje cumbre: la casa de un deportista famoso. Pedazo de chabola. No se cuantos metros, jardín, piscina olímpica, gimnasio, sauna. Fotos del baño. Jacuzzi, hidromasaje automatizado, espejos paneles, plasma de un millón de pulgadas. Miro de soslayo a las damas que siguen su trino impío despellejando frases. Remiro la portada de la revista, sí, arquitectura, no es  Hola. ¿Que pinta un reportaje fotográfico sobre un futbolista en una revista pseudotécnica?....... La casa posee televisiones en todas las estancias, grifos de plata y oro, cocina de la nasa, pero.... ¿y libros?. No hay ni un puto libro. ¿Ni diccionarios?. El millonario deportista con cara de gilipollas no tiene ni un sólo libro. Ni tan siquiera el kamasutra en la mesita de noche. El millonario sólo tiene televisores de plasma carísimos y un garaje como el parque de mi barrio. Y cochazos. Pero, entonces, cuando una mañana se levante y oiga la palabra idiota y quiera saber el significado real, la base etimológica, ¿que hará?.......     Andaba en estas cavilaciones cuando las cotorras interrumpieron su charla. ¿Ahora entrará usted caballero?. En el aire un tufo a perfume pringoso de barra americana me golpea el olfato. Sí, creo, cuando me llamen. Y bajo la vista hacia las fotos de la revista. La muela sigue doliendo, la moral aún más. Cierro  páginas y rebusco otra vez en el montón de la mesa.  Un Interviú con un pedazo de tonta en bolas de portada. En ese momento una enfermera sale de la consulta y me llama por el apellido. Joder. Me levanto mientras las cotorras sonríen saludándome con un movimiento de mano. Advierto en la sonrisa entrevetada de carmín puteril como un diente de oro brilla en la intimidad de sus bocas. La enfermera  me recibe con simpatía fingida.......  Tarde de enanos, deportistas y cotorras. 

ZOOLÓGICO Y LIBROS

Visitando el zoo siento la misma inquietud que en las librerías y bibliotecas. Los gorilas trás  macizos cristales comiendo tranquilos, acostumbrados a que los miren. Esta mañana ojeo las obras completas de Kafka en la librería, rozando los lomos con la punta de los dedos y pasando ligeramente el papel de seda con perfume a tinta,.... al azar, aparece "La desicha", ..... apoyo las narices en los cristales duros que atrapan a los gorilas.... los cuidadores  dan frutas partidas a un macho gigante, tiene los dientes amarillos, posiblemente fortísimos, podría destrozar a sus captores de un manotazo o un bocado contra la estantería donde apoya la obra impresa de Proust. ¿Sabían que Proust era un pervertido, que se divertía en los lupanares con menores o con mujeres de las que gustaba esclavizar a la vieja manera de Sade?.
 Doy con un libro maravilloso de láminas ilustradas por Da vinci antes de visitar la jaula de una pantera negra que mira silente a una mosca atrevida. Esa mirada ya no es felina, está transformada por los alimentos, puede que por la medicación. Le han puesto un riachuelo ridículo contra unas rocas en el recinto. Una catarata de agua con cloro,  trozos de carne de pollo, carcasas en otra esquina. 
Me siento fuera, en la cafetería de la biblioteca. Antes de entrar a solicitar un Fígaro prestado, pido descafeinado caliente y largo. Veo que una mujer de mi edad está concentrada con su libreta en una mesa. Desde aquí, en la barra, aprecio su olor, quizás como ese viejo gorila apreciaba el mío desde dentro de su urna. Comprendo que por eso me ignoraba: mi olor no le interesaba nada,  huelo a tirano humano leído. Ella, sin embargo, huele bien. Creo que también me ha olfateado, carraspea, cierra la libreta, se levanta y se larga. Suele pasar.