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miércoles, 31 de enero de 2018

DICE BENEDETTI

Dice Benedetti que según Adán, Eva era muy evasiva, que hay sastres que son un desastre, que lo más estimulante de la burocracia es el final del horario, y que cuando piensa en el abismo se marea. De todos modos, entre las cosas que dice, a mí me gusta que diga que la gente de Rocha no derrocha o que al cachalote le gusta el chocolate. 
Posiblemente el buen muerto, mi conocido, admirado, bien leído y respetado don Mario, sonría con sus trabalenguas diciendo que los pordioseros piden por dios y por eros, o que en el silencio caben todos los ruidos. Me sonrío juntando sus letras para verlo, ya que casi no veo, pero me maravillo.
 Hablaba que en pleno horizonte las ballenas exhiben sus desfiles de modelos.
 Y recuerdo, (¡que transrecuerdo!) aquella mañana en Salamanca, fumando juntos humo de reír, viejito agradable de aroma a colonia Nenuco, como se había alisado, decía, el pelo blanco con agua y jabón.
 Lo contaba muy serio: cuando un soneto se queja es porque le falla la rima de un cuarteto.


CAOS, SOAC

Por el barranco seco navegan barcos de papeles húmedos, un capitán canta, las nubes se levantan y toda la manada sigue al líder ñu. Rebufos, estornudos, toses secas de cocodrilos con legañas. El orbe cortado como un salchichón a rodajas, póngame, oiga, un cuarto de kilo de panza africana. Panza con  diamantes, coltan, petróleo, salvajes jurando por alá. Alá es dios redentor de musulmanes y cristianos. La misma bazofia de pensamiento. Dios amputación, vengativo, dios guerra. Una hiena bajo un árbol en medio de la llanura, estepa, sabana. Risas desconsoladas de leonas viudas, por fin el gran macho marchó a rugir en otra colina. La colina de los intocables, con Elliot Ness y Al Capone jugando al tute matute del tráfico de drogas. Por el barranco seco navegan los sueños indecentes, las irrealidades, los otros que fui antes de ser quién ahora, en este instante de furia contra mí mismo, soy.


BAÑO

Dentro de un tubo de pasta dentífrica una dentadura postiza ríe a carcajadas. Esperaba a su portador, un hombre sin cepillo ni vaso de agua en la mesita de noche. 
Esa visión, los maxilares batiéndose y gritando jajajás profundos le hizo dar un paso atrás. Lo pilló pensando en el momento de aseo torpe matinal, en suicidarse a una hora en punto, sobre todo por llevar la contraria a los maniáticos del reloj. Cronometrar el tiempo, tic tac, y con la testa dentro del lavabo, dejarse ahogar entre  retorcijones  en los pulmones, la pleura, el esófago, los ojos blancos, sin vida. Aparecería, creía, flotando de cuello hacia arriba, arrodillado en pijama de verano, cálido verano de polillas, oh. 
En esas estaba cuando desde la dentadura postiza riente, un halo de vapor lo devolvió a la irrealidad constante del cuarto de baño.




YO, MIRADOR

A veces me dedico a mirar pies, tobillos, zapatos. Casi nunca paso de las rodillas. Lo hago desde una terraza cualquiera. Es cuestión de encuadres, puro ejercicio. Pies que andan o están quietos o se rascan o se esconden de sus compañeros. Pies pisando, zapatos, zapatillas, chanclas, sandalias: pies. 
Otras veces me dedico a encuadrar manos.
 Todo un repertorio: manos colgantes, parlantes, expresivas, violentas. Manos con dedos y dedos sin manos. Manos negras, blancas, amarillas, incluso verdes, manos. 
Sin embargo, para perjudicar la naturaleza crítica que me invade, suelo alterar el orden de manos y pies, los unos en lugar de los otros. 
El resultado mental es espectacular: gente que camina con las uñas, con las palmas, con el dedo índice. O personas que en vez de hacer un corte de mangas  dedica un corte de pies, así tal cual, juntando espinilla contra espinilla, rótula contra rótula. Convertir al público que pasea en otro público cambiado, extremidad por extremidad, crea un ambiente anómalo que agita mi deseo efervescente de no ser nadie.
 Para mañana, lo prometo, tengo preparada otra singularidad: dedicarme a mirar sólo ojos. Ya les contaré.





LIBREPENSADOR

 Hubiera sido fácil preguntar:
 así es, no soy nadie, soy y vengo de la nada, éter vacuo, ignorante e ignorado. No hace falta buscar mi filiación, esto soy: 
preso, cautivo, hermanado, hereje, ateo, escapado, junta letras taciturno, pensamiento agujereado.
 Ítem más:
 a veces colgado de la ladera de un monte, continuamente devorado por adjetivos y pronombres. Por eso digo a los que buscan: 
no soy nadie, fuego de campo concentrado, nube gris, enajenado, zombie, escultor, ausente, cobarde, iracundo. 
Es fácil preguntar:
 por allí a la izquierda queda mi tumba.



martes, 30 de enero de 2018

DESPUÉS DE LA DUCHA

No se que hay dentro de aquél cajón gris. Se oyen rugidos apagados, siseos, pitidos agudos, se escuchan llantos, rasgueos de uñas afiladas, gemidos, choques de colmillos. No sé que hay dentro de esa caja gris. Ahora, en un rato, cuando Pandora salga de la ducha, le diré que la abra sin dilación. Ella la trajo de su viaje.



LA BIBLIOTECA DE BABEL

 Ayer tarde volví a quedar atrapado en la biblioteca de Babel. Desde 1941 cantidad de personas han dejado la vida entre los anaqueles hexagonales de sus grandes salas.  Borges advierte que en aquellos corredores y escaleras pulidas no hay un solo bibliotecario y que el suicidio y las enfermedades pulmonares han destruido la proporción de habitantes. 
He dicho atrapado por ser leve, lo correcto sería amarrado, absorbido, exhausto al repasar cada libro de cuatrocientas diez páginas, cuarenta renglones, ochenta letras de color negro. Todos los escritos en el mundo en todas las lenguas del mundo, y la búsqueda sin certeza de un único tomo que sea la cifra y el compendio de los demás.
 Quizás no exista, aunque Jorge Luis afirme que Letizia Álvarez observaba suma inutilidad de la biblioteca: bastaría un solo volumen, narra, de formato común, impreso en cuerpo nueve o cuerpo diez, que constara de un número de hojas infinitamente delgadas. 
Al crepúsculo la luz se tornaba rojiza, moribunda,  la luna de Enero asomaba cuernos de rinocerontes blancos que inundaban el salón donde aún permanecí cautivo de la biblioteca durante minutos inacabables. Porque el cuento gira en torno al infinito. Al universo torrencial de irreparables consecuencias. Vida y muerte como puntos delimitados, demiùrgicos.
 Cuando cerré las páginas sentí una liberación amarga, una excarcelación casual. He de reconocer que he dormido mal, soñando con paneles de colmenas donde las abejas poseían ojos hexagonales y los hexágonos ojos de abeja. Entre medio, todos los libros del mundo sostenían los pilares del cielo.







LA PIERNA DEL PRESIDENTE SANTA ANNA

En el daguerrotipo de 1853 se le aprecia estrabismo al cojo cabrón. Antonio López de Santa Anna fue hasta once veces presidente de México, que se dice pronto.
 Batalló contra todos, hizo cuatro o cinco guerras civiles, se exilió, perdió, ocultó... así hasta morir a los 82 años, ciego de cataratas, hundido en tequila y olvido. Se enfrentó a los franceses cuando la guerra de los pasteles: el bloqueo del golfo de México y el embargo le hizo marchar sobre Veracruz. Allí, la cañonería de los barcos francos le arrancó una pierna. Pero no se amedrentó. Al poco haría un acto funerario a su pierna amputada. Vendada en gasas y en cruces era expuesta con honores en la hornacina de la catedral. Miraba el estrabítico cabrón sin saber a quién ni a dónde. Porque los sucesivos pronunciamientos obligaban a sucesivos conflictos.
No más que el populacho le expulsaba, tomaban  calles matando colaboradores, para acabar dirigiéndose al templo y robando la extremidad, arrastrarla por el polvo de las calles, golpearla, tenderla en cualquier árbol. 
Santa Anna desde el exilio tomaba nota. Porque siempre retornaba: 
¿ustedes dirigieron la algarada?, bien, que los fusilen a todos al amanecer, a todos menos a éste. Y se dirigía al tembloroso campesino mellado, sucio y piojoso para volarle la sesera con un pistolón alemán que había conseguido no se conoce dónde. A éste, -señalaba al muerto-, que lo cuelguen de una pata así ahora mesmo. 
Y volvía al rito funerario de la pierna, rito con galas, directores, curas, uniformes, medallones, putas de la oligarquía local, putas del lumpen provincial. Ignoro cuantas veces la pierna aguantó el envite antes de pudrirse entre vapores de restauración. Hervía México, su historia, la historia de sus gentes. 


DOCUMENTOS

Documento en blanco: dícese de los bares vacíos.
Documento en negro:  dícese de los bolsillos vacíos.
Documentos vacíos:    dícese de los documentos en blanco.
Documento en negro:  dícese de los bolsillos llenos de bares.
Documentos en los bares: dícese del vacío documental, siempre perdido en las rayas de cocaína servidas sobre tapas de porcelanas de las cisternas de los retretes. (Viernes y sábado)
Documentos en los retretes: dícese de los díceses de los escribidores.
Documentos dícese: dícese de los documentos propiamente.

Documentos en los documentos: indocumentables.


FÁBULA DE LA CIGARRA FABULADORA

Conocí al centauro Quirón. Sabio, elegante, lo vi pasear entre flores por el monte Citerón en Tesalia. Supe de Acteón, Eneas, Jasón y Medeo. También de Peleo durante sus aventuras en la corte de Acasto.  Quirón era inmortal pero fue herido por las flechas empapadas en veneno de la Hidra de  Lerna, disparadas por Heracles. Entonces cedió su inmortalidad a Prometeo…….
Espere, espere, a usted me refiero,…. ¿de qué habla?,…. No sabemos nada del tal centauro, mucho menos de hidras, flechas ni Prometeo…. Lo nuestro es diferente, no puede  dárselas de listo con ejemplos raros que nadie conoce. Además no ha cumplido con la función que la reina le encomendó……:
 debe  escribir sobre la perfecta organización que nos hace sobrevivir a través de los siglos. Desde que aterrizamos en este planeta hace un millón de años, hemos conseguido perfeccionar el sistema: zánganos, soldados, obreros…. Creo que se le contrató para eso, para que explique la maravillosa arquitectura social de nuestro reino; en cambio, fíjese: nos habla de cosas raras, dioses, semidioses y héroes. No hay más dios que el modus productivo, ni más sociedad que la nuestra, pese a enemigos y desastres naturales, pese a conspiradores y fabulistas…, eso, usted es uno de ellos, un fabulista…..¡¡¡
Me enamoré de Náucrete, más ella eligió a Dédalo y engendró a Ícaro. De esta manera vago por campos y penumbras,  dolido de amor, vate ocasional, juglar borracho de anises...
Pare, se lo ordeno, deténgase, no es eso lo encomendado, creemos que ha de salir de nuestra corporación. Es inaguantable el sopor que  causan sus palabras…. Fuera, váyase a  otra vida, la de los idealistas, márchese ya mismo, no conquistamos el planeta para aguantar tanta palabrería, lárguese maldita Cigarra……



lunes, 29 de enero de 2018

ABDUCCIONES


Lunes bronco y hosco a pesar de la luz mata vampiros que asoma tras los tejados del cuartel. Ya está, Enero se va al carajo, nada más que decir, Cronos devorándonos a base de pliegues temporales:

un vecino, aquél que despareció una tarde de verano hace seis años, ha vuelto a aparecer en la misma calle, con la misma camiseta raída y en iguales circunstancias. Siempre pensé que se había  marchado rompiendo su presente, para mí era un héroe. Pues no, el tipo fue abducido por un bucle espacio- tiempo casual, cosas de lo cuántico, y una vez contraído y expandido, acabó devuelto a la realidad constante. Lo que para nosotros suponen años, en realidad no han sido más que segundos. 
 Respiro mirando de soslayo (soslayo es una palabra que me atrae mucho). Podría ocurrir que lo cuántico (convertido en un ente autónomo y discordante) me atrape entre sus redes, café incluido. Joder, si ha de ocurrir deberíamos estar avisados, aunque sean segundos, no me gustaría ir a ningún sitio (menos a la descomposición física) sin "El libro de los seres imaginarios" de Borges. Compañeros infatigables de camino, Haokah, Hochigan, el Ictiocentauro, el hijo de Leviatán, los Lamed WufniksKhumbaba o la Mantícora, formando parte ya de mi constancia tangible.
En realidad a mí estos asuntos desbaratados científicos se me escapan un poco. Incluso me hacen reír. Por cuestiones puramente literarias suelo meterme en charcos mayores, transmutaciones, equilibrios sintéticos, amores en la cuerda funambulesca, metamorfosis del corazón (convertido siempre en gusano), venganzas incontroladas, dudas, dudas... tantas dudas......
Reconozco que en estos últimos tiempos creo en la piel firme y brillante de mi deseo particular: una suerte enorme estar envuelto en su celofán de sentidos, a pesar del ruido y los estremecimientos. Deseo salvaje y voraz.
Es lunes. Bronco y hosco, ya lo he dicho.
La subfísica aplicada disuelve neblina en mis ojos. Detrás de las ventanas dos moscas esperan turno.


FUMANDO ESPERO

El cigarrillo quema el dedo apurándose contra la piel. Gramática conversa de días cargados en nicotina. Provoca, (se veía venir) un cráter en la carne y avanza hasta el hueso abrasando todo lo que encuentra a su paso.
El cigarrillo parece un gusano de fuego infernal que apesta a diablos. Es profunda la herida, rotunda y negra. Y desciende hasta el mismísimo tuétano.
Inhalo carbón, alquitrán, edulcorantes. Inhalo cáncer de tropelías a sabiendas. No habrá muerte con conocimiento de causa más feroz que la mía. ¿Feroz?, ¿digo feroz?.  La boca se empalaga de metales, lava irascible, aliño de sabores artificiosos.
Poco a poco pierdo el dedo, tanta llama roja supura humos contaminantes.

Después, sin más, cierro el libro y tomo notas. Spinoza, ¿fumaba Spinoza?


domingo, 28 de enero de 2018

ALIENÍGENA

Nadie en varios kilómetros a la redonda sabría decir su nombre. El día que lo conocí parecía enfadado porque se había disgustado con un vecino. De hecho, lo había fulminado con su rallador cósmico. Sangtrum, dijo, mirándome con uno de sus ojos. 
Andando como el pato Donald marchó al jardín. Levantó su mano de rana y una luz tubular apareció de la nada. Estrup veir, pronunció guturalmente. Ascendió hacia el cielo en apenas segundos, vaya usted a saber hacia que extraña galaxia. 


ABRUPTO

Miro libros a mi alrededor. En la mesa de trabajo, sobre repisas, dentro del aparador cochambroso. Apilados junto a vasos, al lado de botellas de ron, contra la pared fusilados. 
Ellos me hicieron así, lo poco bueno que en mí habita, o la miserabilidad, soberbia, iracundia y desazón que en mucho destroza mis días. Los miro cada mañana antes de sentarme a escribir pidiendo explicaciones, preguntas y respuestas hueras, libros que miran de soslayo, tapas brillantes, picos de caratulas destartaladas, hojas abiertas amarillas de óxido. Ahí están, soberbios. Autores muertos, autores vivos, autores vivos-muertos, zombis de libre albedrío.
Agradezco su colaboración, lo confieso, agradezco las irradiaciones que emanan, sabiendo como se, que mis horas tocan a su fin y que jamás superaré las enseñanzas primigenias. 
Respiro aliviado entre dolores del alma. Éstos tan al lado, aquellos que leí durante décadas almacenados en un ápice del cerebro distorsionado, puerta de la percepción nefasta. Me invitan al suicidio,  a la autodestrucción, me invitan  sus frases lapidarias,  versos sueltos, rajados por el hábito de la estructura del pensamiento crítico. Me invitan.
 Acepto.
Es invierno raro, desde este punto acaricio fósiles extremos, habitantes retenidos en el tiempo estratificado. Seres vivos convertidos en piedras, en rocas estacionarias de su tiempo. Maldita sea, libros y rocas colgando del cielo de los idiotas. Me gusta imaginar escarabajos preparando ovotecas en cada poro de celulosa y caliza. Escarabajos atacados por cucarachas. Un día despertaré ahogándome en babas y cientos de escarabajos criados en papel y piedras comerán mi carne purulenta, sesos blandos refinados con néctar purpurina de letra impresa.
Sé que estoy muriéndome. Por dentro y por fuera. Ciorán dice que el peor estado, el más peligroso para un mortal, es la tristeza. En ella realiza íntegramente su condición de mortal, en ella se es mortal de forma absoluta.

Los miro con estupor, volúmenes que acaban tornando mi tristeza en angustia y esta angustia en humo de tabaco rubio y este humo huidizo en rayo débil de sol que entra a fotones por la rendija de lo que otrora fuera ilusión y hoy, mañana, solo débil apariencia de respiración…….


LINDES

Las ramas del olivo centenario invadían las lindes. No llegó a un acuerdo con su hermano, propietario anexo, así que el juez tuvo que dilucidar. Todas las hojas y frutos que invadieran su finca habían de podarse. El árbol se agigantó de esta guisa: hacia el oeste florido de aceitunas, pájaros y hojas, por el este seco como las tardes de estío en la campiña.
 Descubrió que las raíces se adentraban en la propiedad. Más denuncias. El juez, esta vez, aplicó otra lógica: "las raíces por naturaleza propia forman parte de un todo indivisible". No podían cortarse.
 Recapacitó e hizo ver que aceptaba la sentencia. Luego buscó al hermano:  "Las bases se adentran en mis propiedades, arráncalas". "Ni hablar, son intocables, mira los papeles del juez"
La ira era una sombra negra en el encéfalo. Encendió un cigarro y buscó la azada. Le machacó la cabeza. Anduvo hacia el olivo pensando: "antes ahorcado que reo". Hacia el este, dentro de su finca, ningún soporte ni sombra. "Vaya", dijo.

Acabó con la soga en el cuello, basculando en el aire por el oeste, allende su heredad.

RATERIL

Saltaron del velero dos ratas bien criadas, de barrio elegante, colegio de sotanas y jardines de pitiminí. Dos ratas con buena ropa de marca, la marca de los triunfadores, hermano roedor, dijo una a la otra. Duchadas y mojadas en agua salada, no habían perdido prestancia. 
En la discoteca del puerto, mientras miraban alucinadas los trasiegos del techo luminotécnico, dejaron caer un par de pulgas parásitas. (Pronto comenzará lo bueno. Una infección bubónica terrible que visitará a todos los habitantes de la zona).
 Mientras tanto, alegres, bailaban sobre una pista solitaria la música interminable, que en un bucle, de madrugada, había dejado pinchada el DJ antes de ir al aseo. Allí, lleno de pústulas, agonizaba contra el lavabo.


VERSOS

Perdonadme: he dormido, y dormir no es vivir. Paz a los hombres. Vivir no es suspirar o presentir palabras que aún nos vivan. ¿Vivir de ellas?. Las palabras no mueren. Así esta noche clara. Ayer cuando la aurora, o cuando el día cumplido estira el rayo final, y da en tu rostro acaso. Con un pincel de luz cierra tus ojos, duerme. La noche es larga, ya ha pasado". Vicente Aleixandre.
Queda usted detenido en los versos de la página ochenta y dos, detenido, esposado, cacheado. La octavilla se torna ocre, con puntitos microscópicos, islas en medio de un mar de óxido de los tiempos. Y leo la declaración del delito: sólo son unos versos, agente, sólo pensamientos encadenados, dolidos, sí, pensamientos, sólo versos. Todos sabemos que ocurre con los libros viejos, cómo se rompen por la goma barata y seca, como se desgajan. Las frases caen, los poemas por escribir, los venideros, señor agente. De esa manera, tan ancianas declamaciones pasean encima de la hoja deshojada como si fuese una alfombra voladora que se alejara de la ley. La ley implacable que te sienta en el banquillo de los acusados para enviarte a la horca, pura poesía...

REBAJAS

Estas rebajas solariegas  pueden adquirir piensos contaminados con dioxinas y dárselos de comer a pollos y cerdos. En la granja de Pepito ia ia ó, usted puede descuartizar a su vecino con un cuchillo ad hoc y echarlo a los comederos, igual que en Alemania echan toneladas de grasa no permitidas a los animales del corral de la muerte.
Corrales en las puertas de los bares dándole al cigarrillo, al hábito nicotinoide, peor hubiera sido prohibir el consumo de alcohol en locales cerrados. Usted puede fumetear en la calle pero no consumir priva. O puede pedir priva en sitios cerrados pero no consumir tabaco. Un cigarrillo, cigarro, plajo, truja, cilindro, pitillo, un fumando espero a la chica que más quiero. Ya saben: es cosa de hombres, como el soberano. Y de mujeres, y de ancianos y de niños y de la mona chita, enganchada que estaba al humo.
Granjas de animales absolutamente deshumanizadas. ¿Cómo humanizar el mundo de los seres inferiores?. Fíjense en los que andan en la opulencia: martillos de herejes, con sus copas doradas y sus tarjetas de plástico, con sus rayitas de nieve, sus putitas de salón búlgaro. Huelen a colonia cara. Huelen a crucifijo, incluso cuando cagan. Humo, animales, crisis, paro, pájaros muertos, apocalípticos señores  esperando una reacción en cadena. Estas rebajas  de a dos euros la prenda y uno el calzoncillo, la pipa con tabaco liado, la carretera repleta de pedigüeños, tunantes, trileros, pobres del mundo....
                



sábado, 27 de enero de 2018

LA BELLA DURMIENTE, VERSIÓN ORIGINAL

He hablado en otras ocasiones de los cuentos populares y sus orígenes. Naturalmente, también de Perrault, atemperador de versiones originales, primer gran dulcificador de las tradiciones orales. Giambatista Basile es el autor original de "La bella durmiente", un clásico que muchos de ustedes habrán contado a sus hijos a la luz tenue del calor hogareño. Puedo asegurar que siempre narraron la versión dulce del cuento, de otro modo, sus hijos hubieran tenido pesadillas obtusas.
Porque la princesita durmiente, Talia, no duerme, en realidad está paralizada tras haberse pinchado con una astilla envenenada oculta entre los hilos. Y descansa en una sala de un palacio enclavado en mitad del bosque. Allí es encontrada por un noble que no la besa para despertarla, sino que, maravillado, la viola hasta cansarse y se da a la fuga. La bella durmiente queda embarazada, dando a luz a dos gemelos llamados, en versión original, Sol y Luna, sin que por ello llegue a despertar. Un día el pequeño Sol chupa el dedo a su madre arrancando la astilla venenosa, consiguiendo que Talia despierte. Como quiera que el príncipe violador no ha dejado de hacer visitas a la ahora madre resucitada, la noticia acaba en los oídos de la  principesca, que, sin pensarlo, ordena detener a los vástagos y condenarlos a degüello, listos para servir en banquete al necrófilo esposo. Se ve que Giambatiste Basile no quiso añadir más crueldades e hizo que el cocinero de corte se apiadara de los retoños, sustituyendo la carne infantil por la de dos cabras sacrificadas. Como ven, y si no consigan esta fantástica obra de 1600, Perrault tuvo que dulcificar bastante el cuento. Aunque uno se queda con la versión original.




CONDICIONAL

No sé cuantas veces he salvado la vida. Nunca menos de cinco, diferentes circunstancias puntuales. Un retraso, una bomba a doscientos metros y no a cien, una bala caliente zumbando por la oreja como las moscas del verano, un cuchillo serrado volando en el aire. Eso y las noches oscuras del alma, las calles como grutas, con murciélagos colgados en los balcones.
 Otras veces he evitado acontecimientos refugiándome detrás de mí mismo, convirtiéndome en otra persona, escribiendo durante horas, leyendo, buscando párrafos que calmaran el ansia de vivir o de morir mismo. Ignoro las que he odiado, las cientos de ellas que amé conjunta e inseparablemente, como  piezas ajustadas de un mecano oxidado.
 Ahora, en la recta final, con el tiempo mordiéndome la nuca, devorado por todo lo que fui y no llegué a ser, fracaso crepitante, es en el refugio de la república de las letras donde me dejo reposar.



APLASTADOS

Entonces, en la cinta transportadora para el tratado de residuos aparece el cadáver aplastado por el camión de recogida de basuras. Es un indigente, un paria, un menesteroso que cayó, o que voluntariamente dormía dentro del contenedor.
Uno, a veces, para huir de las ratas se convierte en rata. Y acaba como Diógenes de Sínope, entre inmundicias revuelto. ¿Qué buscaba el tipo en el fondo del contenedor?. ¿Acaso hombres honestos?, ¿tal vez pensaba, emulando la definición de Sócrates del hombre como “bípedo implume”, en pollos desplumados?..... ¿Diógenes triturado por el automatismo de un camión robótico?......
 Dicen que uno es como su entorno físico inmediato. El mío, lo confieso, es un maremágnum desordenado de todo y retodos: libros, más libros, papeles, más papeles. Perfectamente podría acabar en el fondo de un cubo gigante de desperdicios y ser confundido con ellos, reventado por las palas giratorias del enorme camión que conduce al vertedero. “Cuando me muera echadme a los perros. Ya estoy acostumbrado.” 
El día guarda en su saco al sol. He estado, imprudentemente, leyendo un rato a Machado y sus historias sobre Alvargonzález. Absolutamente en el limbo de Morfeo ni siquiera aprecias mis caricias: "en las pequeñas ciudades las gentes se apasionan del juego y de la política como en las grandes del arte y de la pornografía, ocios de mercaderes, pero en los campos sólo interesan las labores que reclaman la tierra y los crímenes de los hombres"...... El día guarda su saco, sí. 
En esta placidez tórrida, paso hojas de versos. Me pregunto a estas horas, conozco el desorden que profeso (justo caos perfectamente clasificado), que misterios hacen que coincidan Machado, Alvárgonzález, un sin techo sanguinolento reventado, y la tarde diseccionada con bisturí de tinta.......



viernes, 26 de enero de 2018

ENCUENTROS EN LA PRIMERA FASE

En el momento de agacharme a recoger el capuchón del bolígrafo vi una sombra grande. Encima de mi cabeza un platillo volante zumbaba en suspensión. Miré a los lados y no había nadie, cosa nada rara, eran las tres de la tarde en el callejón que conduce a la puerta trasera del periódico. Entonces estoy sólo en la calle de redacción con un platillo volante fijo sobre mí. Pienso en correr, no me hubiera gustado ser abducido, he visto en muchas películas como examinan los genitales y te operan el cerebro.
 La nave espacial parece un huevo frito, de hecho, caso de abrir su escotilla, igual aparece un pollo chamuscado. Gira a derecha, luego a izquierda, se inclina, zumba de nuevo, gruñe un pitido.... me siento observado. Pienso y deduzco que nadie habita en el platillo, es el ovni mismo el ente, el extraterrestre, el allien. No debo de haberle interesado, suelta un pequeño flash fotográfico, dice ziuuuzìs, y sube a las alturas a una velocidad increíble.
 Entonces aparece detrás de los contenedores de la basura Amparo, una compañera fumadora empedernida que debe de haberse escaqueado. ¿Has visto la nave?, le digo. Me mira con cara de pocos amigos y murmulla algo inteligible. Enciende un cigarrillo negro y marcha mirando su celular. El rumor del aire suena... ziuuuzís.   


ESPERANDO EN EL AMBIGÚ

Dejándose llevar por la suavidad del licor, anís seco con agua e hielo picado, entretuvo su tristeza en las mesas de al lado. En este sitio, le habían advertido, no estará más de diez minutos. 
Una señora tomaba asiento al fondo. Pidió, creyó entender, cointreau. Aparentaba cincuenta y pocos, rubia teñida, de belleza innata. Sin dudarlo se levantó con su vaso en la mano y fue hasta ella. Encantado. Hola, le dijo. No sé que es lo que hago aquí, me han dicho que serán unos minutos, respondió. Te comprendo, yo estoy igual, (el camarero, atento, sirvió el cointreau).
 Habrá que brindar. No me gustan los brindis, nunca me han gustado. Como quieras, pero, ¿qué más da?, en esta situación.... Ella le cogió la mano, se la apretó, era evidente que necesitaba sentir alguien a su lado. ¿Y luego, a dónde iremos?. No me lo han dicho, en realidad todo es un poco sorpresivo, no imaginaba qué... ¿qué?. Pues que íbamos a estar así, tomando copas después de morir, esperando el siguiente paso. Yo tampoco, dijo ella, además, es mejor estar juntos. ¿Sabes?.... ¿Sí?...... Falta música. 


jueves, 25 de enero de 2018

LOS AMIGOS TE LEEN

Te leo, dice un amigo. Eso significa que entra en el blog y se atreve a comprenderte. Es difícil que los amigos te comprendan, sobre todo porque te conocen. Pero la suerte del escritor es poder ser otros, desabrochar la cremallera de su mente podrida y salir de sí mismo para enseñarse. Sé que en muchas ocasiones empeora la situación, pero al leerte o al leerlos, nos metamorfoseamos de renacuajo a sapo y de sapo saltarín a sapo parlanchín. Y todo, sin perder el equilibrio en la ciénaga. De ese modo, agradezco a los amigos sus lecturas. Deberías de ponerle al blog algo más de ánimo, fotos de tías en pelotas, por ejemplo. Lo comprendo, quizás también están, lo que pasa es que no sabes verlas, suelo contestar recordando a Dalí, la virgen y la balanza. (No me irán a decir, dijo el genio a un jurado ante su pintura, que no ven a la virgen. Los catedráticos estupefactos, contemplaban una balanza romana). 
Yo escribo balanzas romanas, asesinatos crueles, besos de papel y mala leche de vaca montañesa. Escribo mujeres desnudas, asnos muertos, suicidas de mentira y vírgenes putas. Te leo, dice un amigo con cara de fin de mes. No tengo un euro, le advierto, sabiendo la deriva de semejante conversación. Èl sonríe y vamos al bar dónde nos fían. 

FOTOGRAFIADO

Me aficoné a la fotografía paralelamente a la literatura. Imágenes, esas eran las claves mágicas que lograban transportar los sueños. Sueños vacuos o efervescentes.
 Deteniendo el alrededor, congelando el momento, robaba el alma de las cosas para fagocitarlas vorazmente. Puentes, árboles, pájaros, calles. Tragaba instantáneas que se convertían en otras, porque el ánima de las cosas es modificable y transmutable. Empero, siempre evité aparecer en ellas. Yo era el ojo, no el objetivo. Sabía que mi fotogenia era nula y que, definitivamente, aparecer en aquella quietud eterna, en aquella relativización, sólo me aproximaba más a la muerte.
 Últimamente salgo en algunas odiosas fotos. Miro mi cara de hombre mayor y veo el reflejo genético de mis padres, la muesca grotesca de sus óbitos en la mandíbula. Es la venganza del cromosoma. Las cejas arqueadas, la posición del rostro. Todos mis antepasados tenían ese rictus determinado, ese congelado gesto. Y así han ido transmitiéndolo generación tras generación. A partir de una época cercana al fin las caras se convierten en clones específicos, retratos subliminales de sus muertes, del limbo de la ausencia que nos espera. 
Acabo de romper una fotografía en blanco y negro. Es de ayer. Estoy sentado, con la mandíbula ligeramente ladeada. No es manía, una señora invisible con guadaña de tinta posaba a mi lado. Y eso no me gusta nada.


DE VIAJE

He estado hace un rato en Viking 1, en los cráteres rojizos como espuma que lo rodean, sin prisa, paseando por valles y los montes Pavonis y Tharsis. Grutas y escarpados barrancos donde perderme una tarde de Enero, cuando un ciclón amenaza las comunicaciones. 
Escribo ahora mismo esta crónica breve desde lo alto del Empire State, en el cruce de la quinta avenida y west 34. Escribo desde lo más alto posible mientras  recuerdo que en la mañana nublada de un sábado de Julio del 45, el coronel Willian Smith empotró su bombardero B25 entre los pisos 79 y 80, traspasándolos y logrando aterrizar en el tejado de un edificio contiguo. Murieron 14 personas. Cuentan que Betty Lou sobrevivió a la caída del ascensor desde el piso 75. De todos modos, ahora que me he colado en las alturas, intento buscar al rey Kong, que subido en la cima del edificio palmotea aviones hostiles, mientras trata de salvaguardar a la bella que podrá perpetuar su especie. Jamás había viajado tanto. De El Cairo a Montevideo, desde  Machu Pichu a los fiordos noruegos.
 Un paseo estelar simple me conduce hasta la luna. Blanca de ensueño, sigo caminos,  rutas ya señaladas. Veo satélites abandonados, masas de polvo estelar, Selene postrada entre sendas y veredas, abismos estáticos espaciales, silencio dañino.
 Con mi portátil ando por la vereda verde imaginaria de las llanuras de Naboo, donde el gran ejército Gungan luchó contra los droides de la federación de comercio. Llanuras verdes de Naboo que amé en otras vidas que soñé. Escribo esta crónica tranquilo, solitario, con  buen jazz de fondo. Y es que viajar por otros mundos con Earth- Moon Google, es todo un gustazo.


LIBROS

  Las fauces del dragón extiende el fuego aniquilador de princesas secuestradas: libros: nueve años de guerra entre aqueos y troyanos, la peste negra, "Canta, oh musa, la cólera del pelida Aquiles; cólera funesta que causó infinitos males a los aqueos y precipitó al Hades muchas almas valeros...as de héroes, a quienes hizo presa de perros y pasto de aves; cumplíase la voluntad de Zeus desde que se separaron disputando el Atrida, rey de hombres, y el divino Aquiles'"

 15.693 versos en hexámetros dactílicos. Homero, ciego ya, en la mesa de una feria editorial. "Y entonces en la costera Chipre existirá un gran cantor, al que dará a luz Temisto en el campo, divina entre las mujeres, un cantor muy ilustre lejos de la muy rica Salamina. Dejando Chipre mojado y llevado por las olas, cantando él solo el primero las glorias de la espaciosa Hélade, será inmortal por siempre y no conocerá la vejez...". 
 Euclo viste un uniforme adecuado y vende retazos de frases igual que churros: porras, churros al estilo madrileño, churros japoneses, churros homéricos, libros, churros como libros.
 Vida y muerte, atrocidades, hogueras, miserias, autores, montones de letras revueltas, grafías, caracteres, fuentes, capitulares, ojos, cientos de ojos, manos arrugadas deshojando filamentos de madera, poemas, prosas, invenciones, mentiras, verdades...............
Libros en el corazón clavados cual saetas, que más da, uno es un profesional, no sirven las novedades novedosas,no sirven las modas, ahí detrás, en los recovecos ,están las páginas buscadas: Comala, Macondo, las áridas tierras esteparias, la tundra, los habitantes del otro lado, ....dúplicas. 
Y sin embargo, en ese proceder casual disfrazado de comercio, la muerte enseña su zarpa: buscaba la sabiduría y poco a poco renuncié a todo... a todo.





BOCATA DE CHORIZO

Como los sueños sueños son y pese a explicaciones freudianas, a las fases del mismo, a los ensueños y otras ilusiones mentales, cada uno es cada cual y todos derivamos nuestro cerebro hacia lo imposible durante el descanso. Conozco a gente que sueña con caballos que tienen dentaduras postizas, y a otros que bañan en sangre volcánica sus miserias nocturnas.
Últimamente sueño con bocadillos de chorizo. Sueño con panes crujientes,  rebanadas hermosas y rotundas. Sueño con su olor inundando el dormitorio, (tanto, que cuando me levanto aún persiste el delicioso perfume).  Con el globo terráqueo cortado a rebanadas, un mundo chorizo que cae en la profundidad del universo. Chorizo de cantimpalo o pamplonés, chorizo grasiento que supura manteca rosa en las migas del pan.
Como tranquilamente a bocados el trozo que arranco a dentelladas. La saliva garganta abajo desaparece entre las sábanas de mi cama. Sueño con una cama fileteada metida dentro de una masa tostada, una noche estrellada de fiambres brillantes,  charcutería porcina colgando en el azabache del cosmos.Sueño con la luna envuelta en tripa de piel y con una gota derramada como lágrima por la vía láctea. Una lágrima de chorizo que invade el firmamento.

                                   

IRREVERENCIAS

 Reconozco que siento una atracción irresistible e intelectual por la iconoclasia y la irreverencia. Pudiera parecer un defecto del carácter, en  caso del mío pudiera parecer una deformación cultural: no está bien ser intolerante. O pudieran ser ambas cosas, pero no me importa. Los símbolos son importantes en la relación de las sociedades porque se convierten en morales y repugnantes seres de control absoluto.
 El simbolismo deísta, el deísmo en sí, es una claudicación, una oclusión de la vieja aspiración libertaria. A través del icono (representación del poder) los sacerdotes, siempre togados y poseedores de la verdad que el libro les cita, (un libro que ellos manejan para poder manejar), venden nuestras liberaciones al orden armado: bajas pasiones, celos, miedos, sexo, concupiscencia, sabiduría, filosofía, razón, ciencia. El icono,  símbolo- dios, intenta controlar este progreso evolutivo. Por eso creo en la  caricaturización de los mesías, "elegidos" al servicio de una ideología ajena a la realidad. Decididamente la irreverencia, la mofa, aparte de ser sano ejercicio, pone en su sitio a lo sagrado. Tan vulgar y mundano.


miércoles, 24 de enero de 2018

BIG BANG

 Logré retroceder a través del universo en expansión hasta una diezmillonésima de billones de billones de billones de segundos. Estaba justo en el límite, en el momento súbito donde todo se hincharía y duplicaría su tamaño cada millonésima de millones de millones de millones de millones de segundo. Entonces vi lo que llaman el dedo de dios.
 Sólo un microscópico orificio ovalado perfecto, desde donde se puede mirar al interior. Y dentro, amigos, otro incandescente universo explota en dirección contraria hacia el mismo grado infinitesimal donde espera un microscópico orificio ovalado perfecto.


CARACOLES Y DESOBEDIENCIA

Es al pedir caracoles con tomate cuando hablo con mi contertulio. Recuerdo a Cosimo Piovasco huyendo de la mesa donde su hermana había servido comida en abundancia. Dicen que ponía colas de cerdo asadas como si fuesen rosquillas, que una vez había preparado suculento hígado de ratón convertido en paté, o que adornaba la coliflor con orejas de liebre junto a cabezas de cerdo con la boca abierta y una hemosa langosta roja sosteniendo en sus pinzas la lengua del cochinillo. Mis amigos, entre copas, me miran desorientados: ¿qué quieres decir?. Nada, en realidad es sólo una anécdota porque la protesta, negación máxima de Cosimo, su porvenir instantáneo, se precipita como consecuencia al no querer comer caracoles.
Battista, la hermana, los decapitaba y luego pinchaba  cabezas blandas con un palillo en los profiteroles, simulando una bandada de pequeños cisnes en la fuente brillante. Dicho así parece macabro. No lo sé, querido, es Italo Calvino el que lo escribe en el "Barón rampante": Cosimo decidió subir a los árboles y allí se encaramó para siempre, rebelándose contra la familia, máxima institución fagocitadora, igual que el trapecista de Kafka eligió su trapecio, o el señor Bartebly de Melville, la oficina. Formas de desobediencia suprema. ¿Subió a los árboles?. Sí, encaramado en ramas a los doce años. Pasó el resto de su vida y desde allí el mundo giró con él, nunca ajeno. Las invasiones napoleónicas, la revolución francesa... Que cosas tan raras  cuentas, no tengo ni idea del trapecista de Kafka, ni sé quién era Bartebly, ni, por supuesto, conocía la historia de Cosimo, lo que sí sé, no lo dudes, es que se me han quitado las ganas de comer caracoles. Y sorbiendo el último, bebe un trago de vino.



PAISAJE AFGANO

Veo una foto estupenda de Routers, Omar Shobani es su autor. Un policía afgano se parapeta tras un kiosco dónde una gran hamburguesa con ketchup arábigo muestra su esplendor. El policía viste traje de faena fabricado en Alemania, botas militares italianas y una gorra de plato que se encasqueta en su pelo ensortijado. Porta un kalasnikov. Agazapado, observa, repele o contraataca una acometida talibán.  La foto es magnífica: carne redonda sacrificada según los preceptos musulmanes, con queso, tomate y una hoja de lechuga. El pan redondo se supone blando y harinado. Dan ganas de agacharse junto al poli y dar un bocado a la réplica occidental. Comida estiércol cerca del infierno represión- acción de Kabul. Aquí, en la foto, la globalización ofrece todo su esplendor manipulable: unos ponen los muertos, los otros los medios para matar. Es más, unos ponen los heridos y los otros las medicinas para sanarlos. Es más, unos ponen las medicinas y los otros ayudan a los de más allá a que hayan suficientes heridos para sanarlos.   Hamburguesas en el paisaje árido de los kalasnikov y del Corán como santo y seña. Contaba no se quién que entre presbiteranos, luteranos, evangelistas, ortodoxos, cristianos romanos, judíos, budistas y musulmanes, los guerreros en aquella zona distraen de sus tareas a dios. Yo siempre he pensado, sin embargo, que dios no se distraía. La foto lo demuestra: ahí está, reconvertido en hamburguesa imperial de designio universal. Dios es la Coca-Cola, la Philip Morris, la franquicia de los bigmacs, dios es un perrito caliente, un capullo de amapola opiácea, un chute de vitamina antisoviética.
El poli afgano retratado luce limpio. Tiene barba canosa y una mirada de felino al acecho. Imagino que se sentirá cargado de razón. Y también imagino, sólo por imaginar, que se siente protagonista de un reality show televisado. Fotografiado. Manipulado.