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miércoles, 20 de diciembre de 2017

SEGÚN EL MAESTRO TOMEO

Según el maestro Tomeo el orden natural de las cosas desaparecerá cuando el aire huela a marisco. No a jazmín ni a azahar ni a rosas, a mariscos. Y ocurrirá en la meseta central, a mil quinientos kilómetros del mar. Un ejército de cangrejos, langostas y centollos armados encabezará la invasión.  La guerra del orden natural de las cosas se revelará dirigida por crustáceos y seguida por una cohorte de orcas asesinas.

Según el maestro Tomeo. Amén.

CON DON RAMÓN, UN RATITO

¿Oyes ese olor?, dijo ella en el jardín. Don Ramón la contemplaba con cara de seta mientras dejaba caer agua en forma de lluvia desde la regadera al césped. Don Ramón elucubraba pensamientos, aforismos, sus greguerías a ritmo de patio de jardín, de bombín y de zapato de charol. 
Pensaba que las gotas nacen para estalactitas, pero caen sólo como mortales gotas. Igual que ella, aunque tal vez para ella había reservado en el promontorio de su imaginación disciplinar el papel de estalagmita, una bella y brillante estalagmita de cuarzo que, a veces, preguntaba por los olores. 

El plátano suena amarillo, contaba risueña inclinando la cabeza a un lado. En aquél jardín de petunias, manzanos, dos limoneros y un granado, habían setos enteros de margaritas. ¿Oyes ese olor?. Podaba don Ramón la hierba hostil, mala hierba nada amiga de la vida limpia. Su gato acechaba palomas torcaces y gorrioncillos anidados. Los ojos de los gatos le asombraban: parecían mirar por el ojo iluminado de la cerradura de la alcoba del misterio...............................
(Gracias a las greguerías vanguardistas de Gómez de la Serna) 


MI AMIGO FABULADOR

Hablo con un amigo que escribe compulsivamente noche y día. Además lo hace a bolígrafo, Bic si es posible, punta fina. Fuma como yo  y como si el mundo  fuese un cenicero italiano. El caso es que siempre relata. Poder de fabulación. 
Me cuenta que Buffon solo podía escribir vestido de etiqueta, con puños y chorreras de encaje. Y que siempre llevaba su espada al cinto. Mi amigo viste también muy elegante. En vez de espada, lleva pistola. "Me la regalaron en Tijuana, y llegó a la península ibérica tres meses después en barco pesquero, no me preguntes como, aunque si me lo preguntas, puedo decirte que hizo escala en tres puertos y fue disparada contra cinco hombres. Por eso lleva cinco muescas en sus cachas de nácar, justo al lado de la esfinge de indio que adorna en relieve la culata". Ya ven que es un tipo singular. Escribe con bolígrafos y cuando entra en estado febril debido a la necesidad imperiosa de narrar  fábula, aprieta con ganas hasta casi romper el papel. "Sueño con parecerme al polaco Jerzy Andrzejewski. Yo también tengo una novela escrita en una sola frase y sus primeras cincuenta mil palabras, diez mil más que las  Cruzadas de los niños, no están interrumpidas por signo de puntuación alguno.". Me dejan atónito sus historias aunque suelo contraatacar: "Pues que sepas, en 1786, el alemán Voguel inventó un sistema para encerrar en cajas portátiles ambas manos con el fin expreso de impedir la masturbación. A ese sistema le llamó infibulación". Mira perplejo tocándose la pajarita verde del cuello. "¿Infibulación?", "Ejem. ¿Pajas?, Extraordinario, tengo una idea, voy a escribirla. ". Y me deja con el bourbon con hielo tintineando en la mesa de la terraza solitaria. Veo como se aleja, con una nube de tabaco rubio sobre su cabeza. 


PASADO

La última vez que viajé en avión pensé que la mar de abajo se movía contra la popa de nuestra nave. No me gustan los pasajeros aeronavales por la cantidad de colonia que usan. Si en un vuelo barato intenta alguien pasar la página de un diario cualquiera, un vaho misterioso de perfume invade el pasillo hasta el hastío. Olores aparte imaginé mirando de rabillo las piernas a una azafata que hablaba con la butaca 36,  no estaba la cosa para entrevistas entretenidas.
 Un bache, turbulencia suave, me lo advirtió. Yo seguía pensando que aquella plataforma en el centro del azul de Tarragona era la base petrolífera moviéndose hacia el sur, mientras nosotros, casi con el intermitente de aterrizaje puesto, solo estábamos estáticos, suspendidos en la ingravidez absoluta de los ojos de la mujer india que bostezaba a mi lado mientras veía un bollybood espantoso en su portátil. Sonó diung,  el ruido correcto de los neumáticos contra la pista de aterrizaje. Y luego las turbinas adentrándose en el oído, hay que tragar saliva mientras disminuye el ruido hasta cero. 
Es indudable..., sin movernos del destino, todo había transcurrido al contrario. Después, en un descuido, volví a fijarme en la azafata que hablaba con la butaca 36. Sonrió amablemente, hacia atrás, claro. E es igual a mc al cuadrado, dijo al despedirme. 


CORAZONES

Dentro del útero nuestro principio de corazón es el mismo que el de cualquier gusano. Muta a corazón de pez, más tarde anfibio y reptil, para, sin más, convertirse en corazón de persona y de cerdo. Los dos son idénticos, músculos perfectos de bombeo, tira fibrilar enrollada sobre sí misma helicoidalmente. Entre un gusano y un cerdo la evolución ha querido desviarnos por senderos antónimos, de todos modos, como pueden sospechar, el interior de los seres no difiere mucho. Conozco a algunos y algunas que son auténticos gusanos, reptadores, procesionarios, babosos. Otros otras, ustedes lo saben bien, tienen corazón de pez, cerebro de pez y cara de atún, y los más, reptan entre dos aguas o se llevan perfectamente con porqueros, acostumbrados como están a dormitar en pesebres de inmundicias. Dentro del útero todo es relativo, universo definido y exacto de proteínas, vitaminas o elementos químicos que definirán quienes somos, a donde vamos y que malísima gente seremos. Mi corazón de cerdo, antes gusano, está herido de guerra. Una flecha rota de sioux combativo se clavó en el lateral. Por eso.