Buscar este blog

lunes, 29 de enero de 2018

FUMANDO ESPERO

El cigarrillo quema el dedo apurándose contra la piel. Gramática conversa de días cargados en nicotina. Provoca, (se veía venir) un cráter en la carne y avanza hasta el hueso abrasando todo lo que encuentra a su paso.
El cigarrillo parece un gusano de fuego infernal que apesta a diablos. Es profunda la herida, rotunda y negra. Y desciende hasta el mismísimo tuétano.
Inhalo carbón, alquitrán, edulcorantes. Inhalo cáncer de tropelías a sabiendas. No habrá muerte con conocimiento de causa más feroz que la mía. ¿Feroz?, ¿digo feroz?.  La boca se empalaga de metales, lava irascible, aliño de sabores artificiosos.
Poco a poco pierdo el dedo, tanta llama roja supura humos contaminantes.

Después, sin más, cierro el libro y tomo notas. Spinoza, ¿fumaba Spinoza?


No hay comentarios:

Publicar un comentario