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lunes, 25 de diciembre de 2017

FERIA ESOTÉRICA

He visitado una feria esotérica, atracción paralela a la igual esotérica navidad. No se alarmen, no he acudido a ninguna reunión de señores imputados del partido popular, que en esta comunidad son casi todos. He andado por stands de vendedores, brujas, magos, chamanes, asesores espirituales, médiums y no sé cuantas gilipolladas más. En esta feria veo poco amor a la sabiduría y  mucho negocio boyante.  Resulta desesperanzador ante la obviedad de estafa. Medicina tibetana, pelos de camello de no se dónde, tarots, males de ojos, de amores,  de sexo, lectura de manos, de pies, ufos, talismanes, y velas, muchas velas, cientos de velas con diferentes propósitos. La industria de la cera puede estar tranquila y contenta. Y la del disfraz también, porque el asunto es un auténtico carnaval. Pañuelos, faldas medievales, parches en el ojo, escobas mágicas que no vuelan pero podrían hacerlo.  Charlatanes disfrazados dan la brasa a crédulos y crédulas. Cura enfermedades y mierdas embusteras. Veo que adulteran mitologías, los druidas celtas entrarían a degüello contra sus modernos seguidores.  Toda una cohorte de colgados, ilusos y semianalfabetos dan vueltas alrededor de este submundo. Triunfa la patraña cuarto milenista televisiva. Algún ilustre con traje presume de licenciaturas hablando de lo paranormal con normalidad. La paranormalidad de la pasta. Aburrido me las piro sin comprar ni un jade, prefiero coleccionar minerales correctamente.



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