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sábado, 23 de diciembre de 2017

PRENOCHEBUENA


Una zambomba procedente de oriente señala el nacimiento de un niño con cara aria. La zambomba deja una estela condensada en el cielo que los palestinos confunden con chemtrails. A los palestinos le suda el carajo las zambombas y los belenes pues ellos tienen montado el suyo propio.
Apoyo el vaso con café sobre una revista doblada encima de la mesa del salón. Nunca he contado que la mesa del salón está repleta de caracolas y órganos de mi dolor sin instrumento. La frase nos la dejó Miguel Hernández antes de morirse de hambre, bronquitis, tifus y tuberculosis en el talego de Alicante. Morirse en el trullo, vaya destino de mierda, morirse con las ideas puestas, enfundadas en un saco y atadas a la espalda, morirse ahogado sin renunciar a lo que cada uno es.
En un nacimiento adecuado a las circunstancias, buey, vaca, perros, gallinas, pesebre, virgen paradójica parturienta, marido descolocado, pastores cagando tras la loma, caballos bebiendo en el río donde beben y vuelven a beber los peces, un arbolito iluminado refleja letras de El corte inglés. Nacimientos con chicas disfrazadas de papa Noel. 
Sí, vale, deliro. No voy a negarlo, me he soltado, zás, y narro imágenes a botepronto, grandes colmados, cochinillos expuestos, foie en las vitrinas, besugos con ojos radiantes. Viandas y viandantes.
¿Saben cual es el comentario general?. Un día es un día y a ti te encontré en la calle. A comer hasta reventar. Polvorones, mantecados, anises, trufas, chocolates... ah, el chocolate. 
Una zambomba brillante sigue en el cielo marcando la ruta de los mercaderes: Constantino, primer emperador cristiano, dio un perfecto golpe de estado. Desde el concilio de Nicea hasta aquí ya ha llovido. Y les ha ido de puta madre, miren sino alrededor de ustedes. Cruces, corderos lechales que quitan el pecado del mundo y buenos licores. 
Mañana nochebuena, el día parece abierto al azul, a pesar de anuncios ciclogenésicos explosivos y otros asuntos baladíes. Hay que acelerar la cena, la grande bouffe , llamar a Michel Picolli y a Mastroianni, dejarlos morir en el váter de casa. 
23 de diciembre...... el dolor disminuye, la amoxicilina hace efectos.

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