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viernes, 19 de enero de 2018

NOVELA NEGRA, MON AMOUR

Cuando fumaba tabaco, puros de la habana o santo domingo, hojas frescas olorosas de Egipto egipciano, era otra persona. Amaba la última gota de un vaso ancho con medio cubito de hielo ahogado evaporándose en la barra de madera de cualquier club cotton, club de gánsteres con diente de oro y uña meñique larga y raya de cocaína caída en la solapa de una chaqueta azul celeste fosforito.
 Inhalaba ásperamente con la eficacia de una traqueotomía efectuada por la boquilla alquitranosa de un pitillo rubio. Olores a putas y perfume noctívago de jazz estridente, contrabajo desafinado, fusión recién inventada, niebla turbia volátil envolviendo mis codos apoyados en lecturas. Las lecturas primarias de Chandler, Cain, Le Carrè, de Simenón con su pipa de espuma de océano cantábrico, lata de anchoas con mechero de yesca.
 Bailaban algunas mujeres mostrando su pitillera charol, tacones altos y ligueros morados, apretando el talle exacto de haschís limpio. Líbanes, afgano, narguilées de menta con agua, crímenes sin resolver, detectives con cara picada de viruela....
 Cuando fumaba tabaco latía certero uno de mis dos corazones de aire impuro, y me ahogaba en los sueños de las novelas negras, Hammet y Blake, Himes o Chase...... 




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