Coleccionaba corazones, que fácil y práctico, en poquito acariciaba y a la mínima ya apoyaba su oreja en el pecho. Palabras mojadas, (brotaban gotitas pequeñas de saliva mojando el cuello). Suspiraba, ufff, que suspiros sostenidos, ensayados, tórridos.
Luego, con la uña del dedo rascaba poco a poco, abría una grieta, lamía la sangre, hurgaba entre las costillas la caja torácica y, pinchándolo como un gusano enroscado en su anzuelo doble, extraía el corazón.
Coleccionaba corazones, que fácil y práctico, el mío, tan tonto, también.
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