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martes, 19 de diciembre de 2017

ALARGADORES DE PENE

Me llama la atención un anuncio en las hojas de un diario de tirada nacional. Alargue su pene. Sin operaciones ni torturas. Con penislarguis obtendrá el tamaño ideal para satisfacer a su pareja. Vaya. Penislarguis. Un estirador de polla. Algo completamente acientífico y extravagante. Un auténtico camelo, claro. El asunto podría parecer irrelevante, pero tiene su intringulis. Primero el mito de la polla larga. ¿Es necesario tener un pene de dimensiones estratosféricas o ambicioso para satisfacer a la pareja?. En caso afirmativo, por ejemplo, ¿es sinónimo de calidad?. ¿Es mejor ancha que larga, larga que ancha?. ¿Existe vida más allá del pene?.  
En cuestión de falos, el patriarcado machista occidental ha establecido escalafones, leyendas e historietas claramente definidas. Recuerdo, sin embargo, una gran obra literaria que reflexiona con ironía cáustica al respecto. "Lo mío y yo", novela de Alberto Moravia. El mundo visto desde la perspectiva del miembro del autor. ¡Ah, la falocracia!. Eterna quimera: alargamiento del miembro viril sea a base de estiradores o de química, cumpliendo el viejo sueño machista de la tercera pierna. Repito: Tener un abultado aparato: ¿es sinónimo de inteligencia, de buen amor, de buena coyunda?. El sueño de las pollas enormes alimenta el espíritu porno del fin de semana financiando a su vez al periódico de marras... pero piensen... ¿que encierra el subconsciente de la verga gigante?.



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