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jueves, 28 de diciembre de 2017

LENGÜETEO


Lenguas. Azules, rojas, naranjas. Bífidas, largas, cortas, hinchadas. Lenguas con musculatura hipobranquial colgadas del cabezal de la cama. Los pájaros revolotean con furia, les atrae el olor a nervio puro del trigémino proveniente del ganglio de Gasser. Una delicia que picotean poniéndolo todo perdido de sangre y briznas carnosas.
Cientos de lenguas cortadas secándose al sol. Y la mía también, estirada, tartamudeante, todavía llena de vaho, lengua caliente sonrosada con un pellizco de saliva negra......
Paso una hoja, y dos y otra más: "Tu lengua es el país de fuego donde no hay relojes, donde la palabra dura y difícil, da vueltas y vueltas peregrinando a trancos donde el salivajo mancha los manteles sin cortarle el paso". 
Extraña correlación de hábitats.  Desde "Radio Nadie" un blues ameniza el discurso del señor presidente de no se que fundación. Parlamentarios fundamentados en fundaciones, asambleas constituyentes, monarquías, alcaldías, despachos de recursos humanos. ¿Los recursos humanos son inhumanos?. 
Dice una de las lenguas colgadas... bla bla blá. Había oído antes esas palabras..... "oiga, señor, yo soy yo y diferente a usted. No puede pretender cambiarme a estas alturas, además, no miento nunca. Salvo cuando lo hago, claro". "Tu lengua es un tambor, la gran detonación que estalla en el silencio y no transige ante el dolor de muelas o ante el sueño". Lenguas desleales hablando en lontananza, soñando camufladas , convirtiéndose en gargantas desolladas, sin aire apenas, lenguas como gusanos de mediodía.... María Eugenia Caseiro lo escribe en un poema al margen del colgadero personal: 
"Cuando vengan a buscarte con la lengua desatada a siete grados en la escala de Ritcher, estaré plantada en la casmodia de negarme, en la feroz rigidez de la sordera para volver a la serenidad del hambre".



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