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jueves, 28 de diciembre de 2017

UNA BREVE HISTORIA DE AMOR

"Yo no quiero leer en los libros una verdad que poco a poco sube como un agua, renuncio a ese espejo que dondequiera las montañas ofrecen, pelada roca donde se refleja mi frente cruzada por unos pájaros cuyo sentido ignoro." Vicente Aleixandre

Leo una historia, la de ellos, arrebatados y exhaustos sobre un colchón mullido, demasiado blando para tanto ejercicio atlético. Varios detalles dan muestra de la locura relativa de los actos: sueñan en caníbal, que es una forma de soñar nada literaria: «Placeres espantosos y dulzuras horrendas»... otra vez el oxímoron clavado en el corazón.
Están relacionados apasionadamente. Cada vez que sale el sol o muere por el horizonte dejando el asta fina de la luna brillar y desprender canela sobre las estrellas, un cometa de hielo y protones sobrevuela sus venas. Incendian todo, piromanía exclusiva de paradojas. Las de Jevons, Galileo, la paradoja del hotel infinito, de la banda esférica, de la serpiente: Si una sierpe empieza a comer su cola acaba comiéndose absolutamente todo su cuerpo, ¿dónde estaría la serpiente, si está dentro de su estómago que, a su vez, está dentro de ella?..... ¿dónde entonces ellos?, ¿atrapados dentro de sí mismos, cada uno en el estómago del otro, cada cual en la garganta del amado, cada quién en el sexo bestial que los  subyuga y aniquila... reviviéndolos siempre?.
 Han estado cerca de la muerte alguna vez. Han rozado el miedo otras más. Eso los diferencia y une. Son personajes oxímoron. Figuras lógicas que usan dos conceptos de significado opuesto en una sola expresión, generando un tercer concepto.
Y de la mano, paseaban a veces cual sombras grises por las alamedas. 


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