Buscar este blog

miércoles, 27 de diciembre de 2017

REFLEXIONES A VUELAPLUMA UNA MAÑANA DE VIENTO

Con respecto a los lectores considérenme alter ego de Pennywise, el payaso al que Stephen King magnifica en It bajándolo a la boca de una alcantarilla para atraer a niños de seis años. El lector, goloso, atraído igual que el niño por los algodones de azúcar, dirá: se supone que no debo de aceptar regalos de desconocidos. 
Y de esa estúpida forma se acerca tanto como para rozar los predicados verbales. En ese instante Pennywise le arrancará un brazo. No se molesten ni enfaden, todo es una burla, un ataque sin control contra mí mismo. "No hay día que pueda pasar sin verter alguna frase contra mí". Eso, más o menos, decía Kafka, agazapado en su despacho con olor a tinteros viejos. Él llevó la burla al máximo exponente: fabricó un mundo propio con el que alimentar otros mundos, aunque en el fondo no fuese más que puro regodeo de miserabilidad. Kafka decide convertirse en kafkiano un día lluvioso de Praga, igual que yo me convierto en Pennywise una mañana ventosa de diciembre, con la mentira de fantasmas y aparecidos dando vueltas en los semáforos. Lo dicho:  sólo pretendo divertirme, unas veces asesinando a todos con historietas turbias o calamitosas  y las más, aunque no lo crean, matándome poco a poco.


No hay comentarios:

Publicar un comentario