Por el barranco seco navegan barcos de papeles húmedos, un capitán
canta, las nubes se levantan y toda la manada sigue al líder ñu. Rebufos,
estornudos, toses secas de cocodrilos con legañas. El orbe cortado como un
salchichón a rodajas, póngame, oiga, un cuarto de kilo de panza africana.
Panza con diamantes, coltan, petróleo, salvajes jurando por alá. Alá es dios
redentor de musulmanes y cristianos. La misma bazofia de pensamiento. Dios
amputación, vengativo, dios guerra. Una hiena bajo un árbol en medio de la
llanura, estepa, sabana. Risas desconsoladas de leonas viudas, por fin el gran
macho marchó a rugir en otra colina. La colina de los intocables, con Elliot
Ness y Al Capone jugando al tute matute del tráfico de drogas. Por el barranco
seco navegan los sueños indecentes, las irrealidades, los otros que fui antes
de ser quién ahora, en este instante de furia contra mí mismo, soy.
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