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jueves, 25 de enero de 2018

DE VIAJE

He estado hace un rato en Viking 1, en los cráteres rojizos como espuma que lo rodean, sin prisa, paseando por valles y los montes Pavonis y Tharsis. Grutas y escarpados barrancos donde perderme una tarde de Enero, cuando un ciclón amenaza las comunicaciones. 
Escribo ahora mismo esta crónica breve desde lo alto del Empire State, en el cruce de la quinta avenida y west 34. Escribo desde lo más alto posible mientras  recuerdo que en la mañana nublada de un sábado de Julio del 45, el coronel Willian Smith empotró su bombardero B25 entre los pisos 79 y 80, traspasándolos y logrando aterrizar en el tejado de un edificio contiguo. Murieron 14 personas. Cuentan que Betty Lou sobrevivió a la caída del ascensor desde el piso 75. De todos modos, ahora que me he colado en las alturas, intento buscar al rey Kong, que subido en la cima del edificio palmotea aviones hostiles, mientras trata de salvaguardar a la bella que podrá perpetuar su especie. Jamás había viajado tanto. De El Cairo a Montevideo, desde  Machu Pichu a los fiordos noruegos.
 Un paseo estelar simple me conduce hasta la luna. Blanca de ensueño, sigo caminos,  rutas ya señaladas. Veo satélites abandonados, masas de polvo estelar, Selene postrada entre sendas y veredas, abismos estáticos espaciales, silencio dañino.
 Con mi portátil ando por la vereda verde imaginaria de las llanuras de Naboo, donde el gran ejército Gungan luchó contra los droides de la federación de comercio. Llanuras verdes de Naboo que amé en otras vidas que soñé. Escribo esta crónica tranquilo, solitario, con  buen jazz de fondo. Y es que viajar por otros mundos con Earth- Moon Google, es todo un gustazo.


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