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jueves, 4 de enero de 2018

ONÍRICO


Apenas muere el día me vienen a la cabeza razones bestias para levantar el fusil que ya jamás levantaré. Ha sido sólo una impresión, ligera y vana, una leve ráfaga de mala idea sujeta al destino de la vida que va.

De todas las armas expuestas en mi personal conflicto, me quedo con las sábanas atadas y descolgadas por la ventana de la fortaleza hasta el foso. Sábanas azules anudadas unas con otras y dispuestas como escalas para fugitivos y amantes, tal vez ambos sean los mismos: amantes huyendo de amores evitando la ciénaga donde habita la criatura: el guardián del orden establecido.
 No  hagan mucho caso, estos delirios sólo son neuronas espejo del mundo onírico y cáustico al que me enfrento cuando cae la noche: cuatro horas de sueño maloliente lleno de insectos revoloteando alrededor. Así es el dolor hondo de uno, siempre latiendo en los adentros, siempre crítico, con mala baba........
Seguimos moviéndonos dentro del círculo trazado con tiza, nada, ni siquiera el viento de poniente, borra la marca. Círculos concéntricos que oprimen hasta el hastío.


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