Buscar este blog

jueves, 11 de enero de 2018

PERIPATÉTICOS

Veo a un grupo de alumnos tomando notas alrededor de una catedral cualquiera. Sus profesores, dos, se afanan en explicar las razones de la proeza arquitectónica. Deduzco, por el afán didáctico, que son peripatéticos. Peri ¿qué?. Peripatéticos, hombre, le digo a Adan. Adan no existe pero siempre viene conmigo, me acompaña a cualquier aclaración. No existe en el mundo que ustedes y yo concebimos pero sí en el mundo cuántico, así que está aquí y en otro sitio, el real, a la vez.  Los profesores, quizás sin saberlo, siguen la escuela aristotélica, caminan enseñando, hablan, opinan, crean. El nombrecito se las trae, reconocerás. No seas ignorante colega. Los peripatéticos eran conocimiento y vida, ambulantes, itinerantes, andaban, pensaban y leían bajos los arcos y soportales del Liceo, los llamados peripatoi. El ateo Estratón de Lampsaco, Aristóxeno, Sátiro, Teofrasto, Andrónico de Rodas, el mismísmo Eudemo, también de Rodas. Una banda de auténticos sabios, botánicos, filósofos, matemáticos, aunque como bien sabes en el mundo clásico todo era lo mismo, o lo que es igual, las enseñanzas componían un todo sólo separadas por las escuelas... Ni puta idea, dice Adan, si tu lo dices... yo entendía la palabra esa... peripatético..  como, no sé.. extravagante o ridículo. Así es alguna de sus acepciones, pero sólo con el devenir de los tiempos, se consideraba que cualquier enseñanza ajena al aula era heterodoxa, item más, si se caminaba....  ridícula, dices bien, estrambótica...    
 Los alumnos siguen tomando notas y fotos. Alguno me ha mirado de soslayo tomándome por un auténtico majareta al ver como hablo con mi amigo invisible, un amigo que no pueden ver. Disimulo, paso ante ellos deprisa, acordándome de Aristóteles. Adan me mira y comenta: peripatético, tío, lo tuyo es peripatético. No le contesto. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario