Según cuenta Cunqueiro en el año 2175 se producirá un eclipse total de sol visible en la montaña sagrada Chei, (nadie ha podido localizarla todavía), en el noreste de China. Y ocurrirá porque los eruditos del XVII en Pekín saben a ciencia cierta que ese día los movimientos de los peces en el espejo alcanzarán la superficie en una extraña conjunción de Sol, Luna y Tierra. Sé que Borges se ocupò también de estos menesteres: hubo una época en que en el mundo mandaba un gran pez terrible, asistido por todo un ejército de congéneres, los cuales ejercían sobre el hombre y los animales un estado de satrapía. Un emperador logró, no sin cruentas batallas y abismales magias, encerrar al gran pez y sus ejércitos en un espejo, que confundieron con un mar en calma. En China existe una escuela mística de "vigilantes del espejo", que miran si los encerrados se mueven y si se mueven que es lo que exactamente hacen. Juan el Eremita fue uno de éstos vigilantes, por eso bajaba cada veinte días por los acantilados de finisterre y oteaba las aguas, azuzándolas a veces con un bastón de cedro. Los peces se mueven, al parecer muy lentamente, en grandes y perfectos círculos con dirección a la superficie: cuando logren llegar a la flor del espejo, lo destruirán e impondrán su gobierno maldito al planeta Tierra.
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