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domingo, 4 de febrero de 2018

HIJOS DE SATÁN

Haciéndole caso a Cunqueiro acabé de leer "Los hijos de Satán", de Cobdan y Cabell. Ha sido difícil conseguir este descatalogado, pero  mereció la pena. La potencia marítima de Satanás encierra misterios insondables.
 Al parecer tuvo sus días de gloria (es un vulgar eufemismo, tal vez debería decir sus días de infierno, dado el tema que tocamos) en las grandes jornadas de la trata de personas en el siglo XVIII. Cuentan que un demonio llamado Baliel era jefe de las naves militares y mercantes diabólicas. Se hacía pasar por holandés y tuvo trato con el mismísimo presidente Jefferson. Con el sobrenombre de Luftson, Baliel, bajo, rechoncho, barbudo, dirigía la nao capitana, "igual que la del arca de Noé, pero de menor tamaño". También era el director de setenta bestias marinas capaces de transportar en sus espaldas cada día a setenta demonios desde Lisboa o las costas del África negra hasta las costas de América o Brasil, todo en una sola noche. Porque según el autor, las flotas diabólicas navegaban únicamente a la caída del sol, insistiendo en las numerosas noticias de esclavos negros, que una vez en tierra contaban que habían hecho el viaje solamente en una noche, atados sobre una piel azul, resbaladiza, húmeda. Estos esclavos habían viajado en los lomos de las bestias de Baliel y no en las naves de los negreros.
 Tuvo Baliel adeptos tales como Nelson, que había sido presentado por lady Hamilton, a la que un demonio llamado Barotto,(esto lo aprendí en otras lecturas) enseñó baile y técnicas concupiscentes amatorias. Prometió este diablo en caso de muerte nunca faltara ron al almirante. Recuerden que su cuerpo fue trasladado desde Trafalgar a Gran Bretaña dentro de un gran tonel de licor. De hecho, las tropas de Baliel estuvieron en la gran batalla naval de Trafalgar, ignoramos aún si visibles o invisibles. Grandes artilleros, podían lanzar sus cañones sin pólvora y, asomando la culata contra el enemigo, hacían fuego al revés, trazando las bombas un perfecto óvalo en busca de su letal destino. 
Muchas cosas aprendo en este libro de demonios Balièlicos. Incluso detalla el lenguaje de algunos delfines al servicio de sus hordas. Sobre el lenguaje de los animales marinos, embaucadores y vengadores, prometo hablarles otro día. 



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