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martes, 2 de enero de 2018

ÁNGEL EXTERMINADOR

Tomaba té leyendo las noticias deportivas. Ella sorbía de su taza caliente con la punta de los labios haciendo un gesto característico mientras los dedos de la mano derecha fabricaban bolitas pequeñas con briznas de magdalena que habían caído al mantel durante la merienda, es una manera como otra cualquiera de definir esta escena, ella mirando a la nada, él con un periódico abierto tapando las vistas.
"Ha pasado un ángel" comentó con un suspiro la mujer. Su marido, atento a la crónica escrita de un partido de fútbol, sólo respondía: Hum.
"Creo que esta vez es el ángel exterminador", puntualizó ella. Hum, contestaba sin prestar atención. A ella le vino de súbito el impulso, (quizás ese ángel se apoderara de su alma en el instante en que se acabaron las briznas- bolitas de magdalena), el mantel se arrugaba y el mango del cuchillo curvo con el que untaba las tostadas de mermelada de melocotón se convertía en ejecutor, zas,  al centro del periódico abierto, zis, el pecho estallando con una puñalada dura que le cortaba la aorta al instante.
Hum, balbuceó él. Y ella, desatenta, volvió a sorber un traguito de su taza todavía templada.

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