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miércoles, 3 de enero de 2018

JULES VERNE CON CAFÉ NEGRO


Me sorprende la amanecida de golpe, ni siquiera había mirado al ventanal del salón. Cielo celeste con alguna formación nubosa en forma de palillos.
Dado mi carácter multidisciplinar abordo desde hace días, dependiendo de otros asuntos que no abandono, la vida y labores del gran Jules Verne, una obra (inacabada, sólo bordada de apuntes), que cada vez se antoja más difícil y enrevesada. Leo y releo notas sobre su capacidad visionaria y me enfado con esas tópicas definiciones. Pienso (igual que Savater), que Verne es el escritor con menos imaginación de su época. Porque todo lo que describía, submarinos atómicos, vuelos a la luna, láseres verdes, teléfonos inalámbricos, etc..., etc.. eran proyectos científicos futuribles que a él, gran lector, inagotable estudioso, le entusiasmaban. 


Recorrió el mediterráneo en un yate, el «Saint Michel», Irlanda, Escocia y Noruega, Inglaterra, el Mar del Norte y el Báltico y todos los submundos de su mente prodigiosa, de sus mapas extendidos en la mesa de trabajo, atlas revueltos y amarillos, puntos geográficos marcados con plumín.
Su sobrino Gastón, en un brote de ira y locura le disparó en una pierna. La cojera le duraría hasta su muerte. Fue concejal de Amiens durante quince largos años. Aceptó la presidencia de un grupo de esperanto y el compromiso de escribir un libro al respecto. Nunca pudo acabarlo, "La impresionante aventura de la misión Barsac", sin embargo acabó siendo publicado, pero manipulado, sin ninguna referencia al esperanto.......
El sol brilla fuerte.  A veces quisiera que el alba se prolongara durante horas, el estudio reposado, incluso las notas que tomo en esos instantes me tranquilizan por dentro....



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