Al levantarse el esqueleto ajusta las vísceras y órganos, los canales sanguíneos, nervios, músculos, las lonchas cárnicas, y estirándolas con suavidad, la dermis y epidermis, tan íntimas. Lo demás es fácil. Calzoncillos, pantalón, camisa, calcetines, zapatos, jersey, abrigo, gorra, fular, la mitad de un cigarrillo.
En la calle se encuentra con otros esqueletos. Vienen y van atareados, todos enfundados, tan corrientes y molientes. Tan óseos.
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