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miércoles, 3 de enero de 2018

LA NIEBLA

 Una niebla espesa cubre la ciudad. No se distingue nada, ni siquiera las cercanas luces de las farolas del parque. Esta ceguera provisional siempre me entusiasmó. Las tinieblas emergentes del centro de la tierra, el infierno judeo cristiano mismo. Automáticamente, episodios literarios vienen a mi mente. Recuerden la niebla de Boris Vian: 
en "El amor es ciego" esa calina producía deseos incontrolables de follar. Escrito en 1949, la irreverencia de Vian produce desasosiego sin más.
 Stephen King aprovechó el meteoro para sacar a pasear sus monstruos cotidianos en un buen relato de terror. Encerrados en un supermercado, atrapados por la niebla y sus habitantes, un grupo representativo de la ciudad expone sus miedos interiores armándose contra seres ocultos y contra ellos mismos......
 Lo cierto es que el denso vapor provoca interrogaciones en el ideario colectivo. ¿Qué es aquello que acaba embozado en las esquinas?, ¿qué misterio tenebroso no vemos?.
 El encasillamiento de las prioridades oculta la realidad, un poco como esta calígine  que ahora mismo sigue mojando de agua condensada los nidos de las aves. La misma lámina nubosa que emborrona nuestras vidas. Tan cercanos y sin embargo tan lejos, tú de mí, yo de ti, rodeados de ceguera compacta que nos hace invisibles.


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