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lunes, 1 de enero de 2018

VUDÚ

A ella le dijeron que pusiera el mechón  de pelo bien sujeto a un muñeco de trapo y que sin dejar de pensar en él pinchara agujas a la altura del corazón.
A él le dijeron que pusiera el mechón de pelo bien sujeto a una muñeca de trapo y que sin dejar de pensar en ella pinchara agujas a la altura del corazón.
Ellos, mis padres, yacían  en la alfombra del salón de casa, con la televisión encendida, unas barras de incienso junto al teléfono en el mueble bar y varias velas ardiendo encima de la cómoda estilo victoriano.
Cada  cual agarraba en sus manos un muñeco de trapo con sendas agujas clavadas.

En el suelo dos billetes rotos del viaje a Haití donde celebraron sus bodas de oro.





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