Tumbado mirando el techo, mapa de un territorio indómito,
sioux en la tela de araña de la esquina, el séptimo de caballería da vueltas
sobre las aspas de esa maldita luz ventilador.
Fuera, detrás de la ventana, está
Barcelona. Llueve sobre sus calles pausadamente mientras el bochorno se adueña
de todos. No puedo reparar en nada que no sea el techo de mi habitación, sólo desvío
un poco la mirada para ojear el vaso de agua con la dentadura dentro, un
cenicero del parque Güell y los lomos de los libros que llevo días intentando
digerir.
¿Que hago en una pensión de mala muerte del Raval?, ¿que ha pasado
para acabar así en apenas medio mes?. Sí, me escondo. Desvarío soñando con
indios y vaqueros, con films de Houston, con frases de Hammet. Desvarío hasta
la locura después de haber ingerido ketamina para matar a un asno. Es evidente
que eso soy, un asno escondido que huye de otros asnos convertidos en borricos
mayores. Llevaba cinco años sin fumar y ya voy por el tercer paquete de rubio
americano.
No lo he dicho, pero estoy esperando a que lleguen y me maten. He
sacado el cargador de mi parabelum y lo he lanzado a la papelera del cuarto,
después he liado el hierro en una servilleta de papel y escondido en el
alfeizar de la ventana.
Un cuarto chusco con lavabo sucio y un espejo roto que
te desfigura la cara cuando te la miras. Sin la dentadura pierdo mucho, parece
que la calavera interior emerja de la nada. En otro tiempo, esta
imagen, la calavera interior que cubro, me hubiera parecido especialmente
literaria... me van a matar igual que yo voy matando a los sioux que danzan en
la tela de araña de la esquina del techo. Llamarán a la puerta con sequedad,
entonces sentiré un temblor parecido al de la ketamina, las sienes serán puro
pàlpito. Me colocaré con tranquilidad la dentadura postiza, no quiero morir sin
piezas dentales en la boca. Incorporado, sentado, los invitaré a pasar. Después
todo será horrible, una bolsa de plástico en la cabeza, un alambre cortante en
el cuello, un tiro, un golpe de bate... no lo sé... Fuera, detrás de la
ventana, está Barcelona..
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