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jueves, 1 de febrero de 2018

UN DÍA COMO OTRO

Una luna partida por la mitad corona el alba disfrazada de uña rota y arañazo entre la niebla vaporosa. El día brota de la nada, acero inoxidable de cuchillos de agua.
 Ayer vino la muerte de visita al inmueble. Una vecina anciana decidió, de mutuo acuerdo con los años vividos, morir tranquila en su casa. Tuvieron que derribar la puerta de seguridad, (había echado las llaves por dentro). Cerrajeros, familiares, guardias y médico. Sobre su soledad, la anciana afable y agradable que todas las mañanas saludaba al bajar en el ascensor, nada que objetar, era su decisión de mujer libre. Se apañaba perfectamente, pulcra, coqueta (dos brochazos de colorete en las mejillas), afable. Murió, dice su hija entre sollozos, con la televisión encendida.
 Mientras veía al furgón mortuorio preparado para llevar la carga, pensaba en las veces que la televisión se queda parpadeando rayos catódicos delante de cadáveres. El efecto es distorsionado, signo de exacta modernidad. Lola, así se llamaba, descansa en paz, aunque el rictus de la parca le torciera la sonrisa lo justo, imagino que por tanta sorpresa al ver las orillas de Estigia...
 Con respecto al todo que nos oprime apenas que decir. La política nacional acaba adquiriendo tonos circenses de baja catadura. Oligarcas y plutócratas dominan el cotarro con tal suerte de acontecimientos que la sucesión de los hechos crea hastío. Silencio de corderos.
 Desde el balcón distingo una paloma blanca con el bajo de las alas pintado de colores volando en medio de la espesa niebla. Algún colombicultor ha dado suelta a sus aves....

 Entre café y papeles intento pensar en el destino breve de lo que somos y acabamos siendo, en la lucha infatigable, en el mundo dando vueltas....... Un cráter gigante sobre cualquier área poblada de nuestras mentes rebosa lava incandescente.


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