Como manzana empapada en
vino y fumo polen de los altos del Golán. Para que la manzana adquiera virtud
hay que cortarla en daditos y sumergirla en un vaso cargado. Para que el polen
tome vigor habrá de deshacerse una mota, apenas, en tabaco fresco.
Manzana, virtud, polen,
vigor se asociarán en medio del carraspeo y las toses.
Oigo “Caravan”, de Teolonious
Monk mientras me llevo a la boca con una cucharita pedacitos exactos de manzana tinta. Los altos del Golán expiran humo que
aspiro.
Expirar y espirar son dos
términos asociados a la vida reglamentaria de uno. Vigor, virtud, jazz de media
tarde.
La música inunda el salón y
dejo que todos los fantasmas internos afloren. O casi todos.
La muerte no.
Muerte también es unos de esos términos asociados. Me jode reconocer que he
visto su fantasma lacio varias veces. Pero no le apetecía. A mí no me apetecen virtud ni vigor. Sí la fruta de vino, sí el
polen, sí el jazz que todo lo empapa.
He usado varias veces la
palabra empapar, curioso. Filtros
absorbentes que se extienden como capas de cebolla, meninges inflamadas y
embriagadoras… entonces leo a Borges hablando como Da Vinci: “la pantera
africana es como una leona, pero las patas son más altas y el cuerpo más sutil.
Es toda blanca y está salpicada de manchas negras que parecen rosetas. Su
hermosura deleita a los animales, que siempre le andarían alrededor, si no
fuera por su terrible mirada. La pantera, que no ignora esta circunstancia,
baja los ojos; los animales se le aproximan para gozar de tanta belleza y ella atrapa al que está más cerca y
lo devora”.
Dos caladas más y solo veo cadáveres mordidos por panteras.
Una ruge con virtud y vigor
en la rama de la lámpara del salón, aunque que sé aquí estoy a salvo: habito en
el pudridero de la jungla. Comiendo manzana empapada en vino,…. fumando polen
de los altos del Golán.
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