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lunes, 22 de enero de 2018

CON UN AMIGO


La juventud, las aventuras, los estudios, trabajos, los amores, ah, los amores. Aquellas pasiones revueltas, ¿recuerdas?. Claro que sí, coño, ¿como no recordarlas?. Y la opresión. Mierdas sociales concéntricas.

Hubo un día, amigo, que decidí tirar por la calle del medio, es un decir. Forjé el destino inexorablemente, ya nadie me salvaría de la patraña revolucionaria ni de mí mismo. No apreté el gatillo, ignoro porqué, ganas no faltaron. Bueno, sí se porqué. Los libros lo impidieron, esas tapas rugosas y manchadas de óxido, frases, versos, historias, cuentos. Y la pasión por la razón, luz de candil en el camino.
En estas estamos, cuantas vueltas para acabar en el mismo sitio. Unas escaleras  y una conversación frente a la muerte. O al lado de ella. ¿Recuerdas?. Es el pasado, nuestros personales muertos (alumbrando el camino). Todo el fracaso ahora oprime mi pecho. Las variantes y variopintas formas de ceder, la biología, el espíritu. Es difícil hablar conmigo, eterno inanimista. Nuestros hijos, las mujeres que amamos, las que nos aborrecieron, los fantasmas que se aparecen de vez en cuando......... 
De pronto repiquetea el fondo del cielo, telón entre azul y azabache que se extiende a diario.  Dos dedos en forma de pinza sujetan una esquina y la extiende encima de la tierra. Azul y azabache con estrellas puntiagudas, gintonics, una luna de escorpión brillante.
Me ha quedado en el tintero los atracos, los disparos, la cárcel, las detenciones, sucesos imparables, ¿es esto real o acaso una ficción?. También más historias sobre libros..., ¿hasta dónde cada asunto?, sobrada tinta en el tintero oculto tras el teclado de madrugada.



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