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lunes, 22 de enero de 2018

SOLO EN LA MADRUGADA


 Me pidieron la documentación muy avanzada la noche. ¿A qué se dedica usted?. Poeta, soy poeta. ¿Eso que es, replicó el guripa?. Una forma de no hacer nada y sufrir mucho, contesto... "Ni estoy bien ni mal conmigo; mas dice mi entendimiento que un hombre que todo es alma está cautivo en su cuerpo".... Continúe, pero no beba más
Y seguí bebiendo.
 Hace mucho que no bebía mucho. La noche y sus extrañas composiciones de barra de bar. Mujeres sueltas, hombres desquiciados, drogas, poco rock and roll, menos jazz...¿dónde coño está el rock ad roll, dónde el jazz en esta ciudad de plástico?.. De vez en viene olor a  jazmín. Y a orines. 
Camino por las aceras y avenidas desiertas divagando, pensamiento insensato de fracaso como constante en mi vida.  
En eso el pellizco en el pecho reaparece y respiro profundo. Me gusta el frío de las tres de la mañana entrando por las fosas nasales. Otro patrullero pasa, esta vez a más velocidad y sin reparar en mi sombra. Al fondo de la calle un tumulto por cobro indebido. Asunto de deudas, seguro. Discuten y arremeten.
La nebulosa de ginebra crea en mi cerebro imágenes pasajeras. Es muy tarde, demasiado tarde para pasear por las calles donde se embozan los criminales del futuro. Dos gatos detrás de un ratón, un ratón detrás de un trozo de pan. Ojos brillantes entre las adelfas.
"Con esta envidia que digo, y lo que paso en silencio, a mis soledades voy, de mis soledades vengo". Oh, Lope.




                        




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