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lunes, 22 de enero de 2018

PHILOSOPHIC

Repasando conceptos sobre anti-materia acabo enredado en anti- protones, anti- electrones y anti-conocimiento, una ecuación singular que eleva la compresión a límites bárbaros; cuando digo bárbaros, me refiero a su base clásica etimológica: extranjero, extraño, proveniente de las nieblas. 
En penumbras anti-todo anduvo Epifanio Huerga, cocinero de Azaña, ligado inevitablemente al universo paralelo del ex presidente. La culpa la tuvo el bacalao a la vizcaína que solía preparar en la cocina de Lhardy. Azaña no dudó cuando supo del autor de la exquisitez: ¿usted vendría conmigo a presidencia?. Y fue. Epifanio lo acompañó también al exilio, a las distintas sedes que tuvo  Presidencia después de la guerra, a las cárceles franquistas tras ser capturado por la Gestapo... la anti-materia de un cocinero rojo púrpura como sus guisos a la vizcaína.....
Siempre he creído que nuestro universo en general está depositado en el tronco de un agujero negro, en su sumidero, y que ni siquiera hemos terminado de caer dentro de la nada. La nada es todo lo anti. Allí, el conocimiento tal y como lo comprendemos, cultural, social, afectivo, no existe.  Como las salsas de Epifanio Huerga, republicanas, digestivas, anti-materiales.



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